DESOLADORA VERDAD

Desolating truth

Por: Laura Lucía Castiblanco Serna

Estudiante Artes Plásticas | Universidad de Caldas | laura.11917284@ucaldas.edu.co

Ilustraciones: Duván Andrés Sánchez García*

Estudiante Artes Plásticas | Universidad de Caldas|duvan.11911294@ucaldas.edu.co

*Duván Sánchez realiza una contribución a la presente publicación con distintas ilustraciones del cuento escrito por Laura Castiblanco.

Recién había traspasado la puerta, de manos del cartero, aquella misiva. El día se había oscurecido. Comenzó de repente, con nubes aparecidas en el firmamento, un tremendo aguacero jamás visto en verano, durante los calurosos días de agosto. Ante tal fenómeno los pajes corrieron a cerrar los enormes ventanales, aunque no pudieron impedir la entrada del violento torrencial. Con las cortinas empapadas, el suelo encharcado y el ruido atroz del trueno, se vio reluciente la blancura de la carta, depositada sobre la mesa de centro de la sala a la espera de la lectura de su destinatario.

No menguaba la tormenta y el rey caminaba de un lado a otro en su recámara, con la inquietud de quien se estremece ante tan extraño fenómeno. Bajó, pues, las escaleras, iluminadas de forma intermitente por relámpagos de rayos que adivinó muy cercanos. Encontró, abajo, a todos alborotados, secando el piso, recogiendo tapetes y cortinas empapadas, tratando de ordenar todo cuanto el viento feroz había echado por el piso. Sin embargo, entre tal caos, el silencioso sobre sellado llamó su atención. Se acercó despacio, con una extraña inquietud que le brotaba de las entrañas y le hacía olvidar la perturbada estancia donde estaba; comprobó, en un rápido vistazo, que sólo aquel papel permanecía imperturbable, sin una gota de agua, en medio del recinto empapado. Intuyó entonces de qué se trataba la misiva y sintió un estremecimiento, como quien espera lo peor. La tomó en sus manos, oyó amainarse el viento, dejó de escuchar truenos y, al parecer, afuera todo se calmaba lentamente, más un escalofrío recorrió su cuerpo y sintió rugir en su alma la tormenta que recién arrebataba el verano: tocar aquel papel le causó un temblor de pies a cabeza que no pudo explicar, de modo que pronto se sentó en el sofá.

Poniéndose los lentes abrió el sobre, que aún no dejaba conocer quién se dignaba a escribirle. Desdobló la carta y con sólo la fugaz contemplación de la caligrafía, temblorosa y decidida, firme y desesperada, su cuerpo se descompensó. Lo que descubrió fue un sencillo papel con sólo medio folio escrito y supo, de un vistazo, que quien escribía lo hacía a gran velocidad y no había podido terminar el texto; el papel estaba ondulado por haberse mojado y se había corrido la tinta. 

Sus manos estaban heladas y temblaban, necesitó apretar los párpados, respirar hondo y darse unos segundos para reponerse. Se percató entonces, con la oscuridad de sus párpados, de la calidez que de nuevo se respiraba en el ambiente. Ya no llovía. Abrió los ojos; el sol, tras los vidrios aún cerrados, evaporaba el agua que había caído sobre la tierra caliente. Pensó que aquello no era coincidencia, que la carta pedía ser leída con urgencia y que sólo él lo podía hacer, a pesar de que le estuviera costando a su cuerpo el sólo hecho de mirarla.

Con un hondo suspiro volvió sobre las letras. Vio a los caracteres moverse de un lado a otro; tomó con una mano su asiento mientras con la otra sostenía con fuerza el papel, preguntándose si acaso temblaba. Aunque el vértigo le atacaba con violencia, una vez puestos sus ojos en la primera línea no pudo apartarlos:

Muy apreciado rey nuestro:

Haciendo honor a la verdad no puedo más que dar por ciertas las acusaciones que se ciernen sobre el ya tan conocido nuevo reo. Cuento con pocos recursos para narrar lo sucedido, careciendo de papel, tinta y palabras para plasmarlo aquí. Ha de saber que estuve en aquella terrible muerte: le vi gritar desesperado, mientras la pequeña se escondía de su feroz mirada; le vi estirar su enjuiciadora mano contra la temblorosa criatura, le vi maltratar su delicado cuerpo y corazón con tanta más furia cuanto mayor fue la convulsión que causó en la niña.

No le bastaron todos los sufrimientos que ya le había causado, las recriminaciones injustas, los castigos que ya tenían a la niña al borde de la locura, incapaz de pronunciar palabra, buscando escondite en cuanto rincón encontraba, llorando en silencio, sin comer. En los huesos la encontró, cuando en un ataque, no sé si de enajenación, ira o paranoia, le provocó la violenta convulsión que la llevara a la tumba.

A ella le vi rogar clemencia, obedecer silente, cumplir todos sus caprichos y confiar en su palabra como ley; mientras a él le vi culparle frente al pueblo de cada nuevo desvarío que se le ocurría.

Juzgará su excelencia el actuar en adelante y ha de saber que, si ella tuvo que sufrir el ser arrancada de la vida recién comenzaba a vivirla y él ha de sentir el desarraigo de la cómoda impunidad, no menos se rasga mi corazón que tanto ama a ambos, el escribir estas líneas que la verdad me dicta.

Su majestad sabrá perdonar la inoportuna llegada de mis letras y la falta de detalles, pues no hallo palabras para describir la escena terrible que hube de contemplar.  Sabrá disculparme si mis manos no responden más y si mi mente se rehúsa a recordar más detalles. A su juicio apelo, como siempre lo hemos hecho, pues no necesita mi nombre para saber quién derrama sus lágrimas sobre este frágil papel pues le confieso ser la testigo que más cercana a aquel hom…

No hubiera ya podido leer más, si acaso la carta no hubiera sido evidentemente interrumpida, no hubiera quedado inacabada para siempre. Su temblor en las manos le impedía ya fijarse en las letras, que se revolvían entre sí. Sintió cómo el mundo se revolcaba bajo él y sus ojos asustados se fijaron en las paredes que se mecían de un lado a otro, sin moverse nada. 

Todo seguía normal, pero en su ser la tormenta había sido instalada con esa última palabra inacabada. Cerró sus ojos para intentar reponerse del vértigo y el terror sentido y secarse la transpiración que empapaba sus cabellos. Su corazón aún palpitaba con fuerza y, respirando lento, pudo volver en sí. Intentó pensar entonces frente a lo que se encontraba: una carta firmada por lágrimas de amor. Supo, pues, que no tenía remedio, que su justicia le pedía lo inimaginable. No había más salida, de modo que dio por tomada la decisión entre aquel bárbaro vértigo que sólo entonces cesó. Denunciaban aquellas letras la oscuridad de un ser tan amado por quien redactaba la carta, como por su lector, unidos ambos por la obligación de denunciar la verdad.

Como citar:
Castiblanco, L. (2021). Desoladora verdad. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4 (6). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2024/04/04/desoladora-verdad/

Fecha de recibido: 5 de octubre de 2022 | Fecha de publicación: 4 de abril de 2024

WÂWÂ DE MÛ RÛA

El vientre como primer territorio

The womb as my first territory

Por: Sofía Gañán Betancur

Ēbēra Wērā (Territorio ancestral San Lorenzo, Colombia)

Estudiante Artes Plásticas | Universidad de Caldas | sofia.ganan10143@ucaldas.edu.co

Figura 1. Gañán, Sofia. (2020). Territorio Ancestral indígena San Lorenzo [Fotografía].

“Creemos que la certeza de existir como pueblos, dentro de unas décadas, depende de la alianza que podamos hacer con aquellos que nos comprendan con el corazón” (Green, 1998, p.6)

Preparar el corazón para observar, sentir, hablar, escuchar, hacer, defender y resistir. Hoy escribo desde las abuelas, las parteras, las sabias y las naciones que habitan en mí. Les escribo desde la inquietud constante que corre por mi sangre y palpita en mis manos, las cuales ofrendan cada palabra a quienes fueron, son y serán. Pero, sobre todo, les escribo desde el corazón. Parece difícil definir el arte desde las memorias ancestrales de quien escribe y habla aquí y ahora. En mi lengua materna no existe una palabra que traduzca el término “arte”, ya que la madre divina nos ha otorgado la bendición de ver, pensar y sentir de manera diferente. Aquello que se llama arte es lo más sublime, mágico y sanador que existe en este plano, al menos desde lo que me han enseñado. Y por ello, estoy agradecida. El arte es un saber heredado de nuestros ancestros que consiste en coexistir con todos los seres vivos y, sobre todo, respetar por completo lo que nos rodea.

Así es como nuestros ancestros han caracterizado este plano terrenal, desde la más mínima hoja hasta las aves del cielo, desde lo más oscuro de esta tierra hasta la luz más radiante de este universo. Por esta razón, lo defendieron hace 500 años y, en el presente, aquellos que quedan continúan haciéndolo. En el futuro lo seguiremos haciendo en honor al territorio, a la vida y a nuestra propia existencia. La resistencia y la determinación de nuestros pasos como pueblos originarios no cesará y siempre defenderemos el espacio que habitamos hasta que el último de nosotros regrese al seno de la madre tierra.

Y para mí, esto es arte. Si algún día no resisto, habré olvidado la esencia de aquellos que me precedieron.

 El Gran Espíritu ha creado un universo dentro de otro universo, paralelamente de forma inexplicable, y a su vez ha dotado al ser humano con la capacidad de generar pensamiento. Esto surge cuando el Gran Espíritu infunde una chispa divina en cada ser. Así como una escultura magistral o una pintura realizada por un artista se considera una obra de arte, al cumplir ciertos parámetros o características dictados por las academias, para nosotros el arte es presenciar el nacimiento de una mañana o el firmamento cuando está por caer la noche, escuchar el canto de un pájaro, el sonido del agua, del aire, de la selva, del rugido de un jaguar, el aleteo de las aves y la visita de nuestros ancestros al ver un colibrí. Cada elemento de su esencia universal es vital para nuestra existencia. Aunque entiendo que para algunos pueda ser considerado un romanticismo o algo sin sentido, para nosotros es sentir con el corazón. El arte contribuye de manera significativa a nuestra comunidad y es fundamental para el buen vivir y la propia esencia de nuestro origen. En su discurso El otro ¿Soy yo?, Abadio Green lo expresa con las siguientes palabras:

Nuestras leyes de origen, nuestro derecho mayor, asumen la responsabilidad con todos los pueblos del mundo, es un derecho de nosotros, para nosotros, para todos. No son leyes subterráneas sino del centro de la tierra, lo que es muy diferente, no son leyes para la cocina, sino que nacen del fogón, que también es muy diferente; no son chiquitas, sino que atienden a los animales y a las hierbas indefensas y eso es diferente. Son leyes para la vida y para después de la vida, porque también hay deberes y derechos de los muertos y con los muertos… El estado afirma que nuestro país es pluriétnico y multicultural y también nosotros, pero creemos que, a pesar de eso, no hablamos de lo mismo, porque no se habla con el corazón. (1998, p.2)

Las danzas, las manualidades y las pinturas sagradas de nuestras Ēbēra Wērā (mujeres Ēbēra), así como los símbolos de protección y equilibrio, son elementos que predominan en nuestros pensamientos y en nuestra vida cotidiana, desde que habitamos este plano adquieren una gran importancia. Los abuelos y abuelas han nacido o, mejor dicho, se les ha otorgado y heredado el poder de curar, de comunicarse con las plantas para sanar, de hablar con los espíritus de las montañas para solicitar protección al territorio, de sentir la fuerza de la madre divina para continuar el camino por más culebrero que fuera y así respetarla, honrarla y cuidarla. También les fue otorgado el arte de ser sanadores, curanderas y curanderos, Taitas, parteras, sabias y sabios. Es por esto que las pinturas y las plantas sagradas son horizonte y claridad para el ser. En cada ceremonia nuestros ancestros nos acompañan, nos guían y nos enseñan. Y precisamente en esos momentos sagrados, puedo decir qué es arte. En ese instante indescriptible que sólo se siente, se contempla, se asimila y queda grabado en la memoria de quienes están presentes. Es magia, y por ello, es arte.

Referencias

Green, A. (1998). El otro soy yo. Periódico de la Defensoría del Pueblo para la Divulgación de los Derechos Humanos. 5 (49), 4-7. https://studylib.es/doc/7296695/el-otro-soy-yo–abadio-green

Cómo citar:

Gañan, S. (2022). Wâwâ de mû rûa. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4 (6). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2023/07/11/wawa-de-mu-rua/

Fecha de recibido: 21 de junio de 2023 | Fecha de publicación: 11 de julio de 2023

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144

HISTORIAS DE TERROR BASADAS EN HECHOS REALES

Horror stories based on real events

Por: Yisell MontañoTsoi

Estudiante Artes Plásticas | Universidad de Caldas | gisecaro110@gmail.com

Figura 1. Montaño, Y. (2022). Historias de terror. [Ilustración digital]. Manizales: Imagen cortesía de la artista.

Hace poco tiempo aprendí a ver más allá de la obra, entiendo que después de esta se desencadena una serie de procesos que pueden enriquecer o desprestigiar el trabajo de un artista. El montaje se ha convertido en una de mis cosas favoritas, en especial cuando se trata de encontrar cosas o solucionar problemas además de ese bello sentimiento de satisfacción al ver todo terminado (cuando uno se olvida de que luego hay que desmontar). Este texto contiene una serie de historias cortas de aparente terror mezclado con comedia que tienen como propósito contar algunas experiencias relacionadas con el montaje de una exposición. Las experiencias no son positivas o negativas, de hecho fueron de mucho aprendizaje para mí y me han ayudado a mejorar mis montajes.

La tierra

Una sala llena de paredes blancas y limpias, olor atosigante de pintura recién aplicada, martillo, taladro, metro y cinta de enmascarar, tareas asignadas y medidas dibujadas, piezas ordenadas y luces encendidas, suena el teléfono y parece ser una llamada cualquiera. Pero, no es así, ha faltado una cosa: la sala debe contar con un círculo de tierra de dos metros para lo cual se necesitan 5 bultos de tierra limpia y sin irregularidades… y ya no hay presupuesto.

Torcido

-Es increíble, como de 50 pinturas solo nos falta una obra por colocar

-Si tienes razón todo ha sido muy fácil y rápido y aún nos queda tiempo de sobra para poder descansar  antes de la apertura

-Vamos a colgarla entre los dos y miramos juntos como quedó todo

-Esta bien, vamos a la cuenta de tres

¡1!

¡2!

¡3!

Los dos se alejan y miran el resultado desde lejos, en ese instante comienzan a llorar y llega un tercer personaje y les dice:

-¿Ya se dieron cuenta de que las obras están torcidas?

Ellos habían medido a ojo para agilizar y ahora tienen que comenzar de nuevo. Que comiencen los juegos de la muerte.

Fuego controlado

Me encontraba muy emocionada porque iba camino a una exposición sobre el fuego con una de mis amigas. Llegamos al lugar y nos preparamos para una experiencia calurosa, entramos y había una mesa llena de fósforos así que comenzamos a explorar formas de encenderlos e interactuar con la obra. Pasada media hora logramos encender fuego y en ese momento la gente comenzó a acercarse a encender papeles sobre el escritorio cuando de pronto… llega el artista y nos dice; por favor dejen de encender fuego, cuidemos la mesa. Luego todo se apagó.

La mancha

Entré a ver una hermosa exposición de acuarelas, amo la acuarela, pero una experiencia que parecía encantadora de pronto se tornó oscura y tenebrosa.

La mancha apareció, ya me habían contado historias acerca de ella así que estaba preparada para lo peor aunque no sabía que la situación podría escalar a esos niveles tan intensos.

Había una mancha negra como de zapato justo al lado de la obra principal, no supe cómo llegó ahí pero no podía dejar de verla, la obra quedó completamente opacada por la magnitud de la mancha del zapato, es lo único que recuerdo de ese día y sé que perdurará en mi memoria hasta mi muerte.

Una oportunidad cargada de oscuridad y dificultad

Exposición en una estructura patrimonial en Manizales, parece ser un gran lugar para exponer, pero, cuando escuches estos puntos en contra, quedaras horrorizado y solo desearas nunca haber sabido de estos lugares terroríficos.

  1. Paredes en las que no se pueden clavar puntillas, chazos, o tan solo pegar cinta de enmascarar.
  2. Paredes que no se pueden pintar debido a que se debe mantener el color original.
  3. Si cuentas con poco presupuesto también contarás con poca iluminación (a menos que tengas la suerte de que el espacio esté bien iluminado).
  4. Permisos y trámites para cada cosa que quieras hacer u objetos del lugar que quieras tomar para incluir en la muestra (mejor lleva tus cosas).
  5. Humedad o lindos insectos habitantes.
  6. Olores inesperados.

Nota: esta historia puede variar dependiendo de la experiencia de cada quien, son lugares hermosos pero difíciles de manejar, de igual forma se puede sacar mucho provecho de todo con una buena planeación y estudio del espacio.

Cinta transparente

-Hola Carlos ¿cómo estás?

-Muy bien Alejandra y tú ¿cómo estás?, ¿descansaste de la jornada de ayer?

-Sí Carlos, hoy por fin terminamos este montaje y por fin habrá descanso, son pocas las cosas que faltan por eso quería preguntarte si trajiste lo que te pedí.

-Pues sobre eso, tengo una mala noticia que darte, pero creo que lo podemos solucionar.

-¿Cuál es la mala noticia?

-Está agotada a nivel nacional –susurra Carlos temiendo por su vida.

-Habla más fuerte que no escuché.

-¡La cinta de enmascarar está agotada a nivel nacional!

-¿Y cómo se supone que solucionemos eso? –pregunta Alejandra a punto de colapsar.

-Podemos usar cinta transparente –dice Carlos creyendo que ha solucionado todos los problemas.

Al día siguiente se encontró a Carlos ahorcado con cinta transparente y pegado al techo de la sala de exposiciones.

Figura 2. Montaño, Y. (2022). Historias de terror. [Ilustración digital]. Manizales: Imagen cortesía de la artista.

Como citar:

Montaño, Y. (2022). Historias de terror basadas en hechos reales. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo1 (4). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2022/10/31/historias-de-terror/

Fecha de recibido: 20 de octubre de 2022 | Fecha de publicación: 31 de octubre de 2022

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144X

FRACTAL DE LA MASACRE. Sobre «Ostraca» de José Gabriel Sanín

Fractal of the massacre. About «Ostraca» by José Gabriel Sanín

Por: Juan Manuel López Pasos

Estudiante de Artes Plásticas | Universidad de Caldas

juan.11714884@ucaldas.edu.co

Figura 1. Sanín, G. (2021). Ostraca [Dibujo sobre ruinas]. Manizales: Centro Colombo Americano.

Huellas, fragmentos, esquirlas y silencios.

Apariciones leves, íntimas y profundas, como la cicatriz ajada en la piel, pero tan dolorosa, tan esquiva.

Pedazos de una pared discuten con su rastro grabado, la infausta estampa de una memoria ominosa, que pareciera un relato surreal de alguna distopía psicótica.

José Gabriel Sanín Williamson de Rionegro, Antioquia, ante la desigualdad de los pies descalzos, en su labor de poeta, trae a colación un archivo personal, emotivo, de memorias y relatos colectivos sobre el conflicto armado del país, en pedacitos de muro, de alguna casa destruida o abandonada por el largo trajinar de la guerra.

Son tantas historias condensadas en ese fractal de la masacre, axioma de nuestra tierra, presencias y ausencias en la epidermis de una casa, en el mutismo que antecede al grito y las ráfagas, en la orfandad de los montes y los campos.

Figura 2. Sanín, G. (2021). Ostraca [Dibujo sobre ruinas]. Manizales: Centro Colombo Americano.

Así pues, el olvido indeleble entre los suspiros del grafito y los colores,

Pupitres, moscas, gallinazos,

Cucarachas, huesos, cráneos,

Botas de caucho, una mesita vieja,

Esquinitas de un pueblo, calles vacías,

Casas, finquitas,

Un cadáver…

Pedazos de pared, nuestro muro de los lamentos dinamitado.

¿Cuál Macondo, cuál Atenas, cuál Uruk?

Excavación, exhumación de una cultura olvidada o imaginada.

Símbolos, no, manifiestos, nombres e instancias, las ánforas guardan misterios, en las nuestras no caben tantos muertos, una historia es la de muchos.

Masacre, despojos, ausencias.

La memoria, esa cosa personal y colectiva se presenta como una figura extraña, cuasiretórica, insistente, necia, efímera y efervescente. Colombia no ha tenido tiempo para el luto, no hay tiempo para las lágrimas, solo para labores de enterramiento.

Estas piezas de Sanín son testimonios, parten del vestigio como reflexión de nuestra historia.

En la alegoría de la ruina, la metáfora es contundente: todos estamos fracturados, segmentados, rotos.

De ahí la imposibilidad del duelo.

No lo mataron, no lo apagaron a las malas, en algún partido de fútbol o chisme de farándula.

Tampoco hemos tenido el respeto necesario, ni siquiera el mínimo, para acercarnos, comprender o por lo menos mirar aquel yermo inocuo y baldío, en el cual hemos intentado cultivar, nación, memoria, paz, verdad y sociedad… es un absurdo.

La violencia nos ha palpado, directa o indirectamente, la exageración y la extensión del conflicto, sus diferentes arquetipos, el sadismo y la perversión intrínseca del mismo, nos ha insensibilizado.

Vivimos de violencias diarias, de mutilaciones psíquicas y corporales.

Esta tipología, propia del territorio nacional, nos ha conducido a la más terrible de las indiferencias, aquella en la cual se obvian los episodios más crudos de nuestra tragicomedia. Se escuchan las excusas: “eso ya fue hace mucho tiempo”, “ustedes siguen hablando de eso» o «supérenlo ya…”

Sanín nos invita a respetar el luto, a no olvidar, a entender que el tiempo no está allá atrás y que nuestra historia es presente continuo que, tristemente, se repite una y otra vez; debemos hacer el esfuerzo de verlo, enunciarlo y evocarlo.

No se trata de aceptar la fatalidad de lo inevitable e insoluble, sino más bien de construir memoria. Ahora, desde la comprensión y el valor de mirar a la cara esa vorágine que nos ha costado tantas lágrimas, tantos gritos.

Es necesario denunciar, criticar y ser reiterativos con estos asuntos, no podemos negar la cicatriz, tampoco permitir que vuelva a ser abierta. Hay que estar presentes en esos discursos, en esas palabras, en esas imágenes, evitar tomar distancia…

Debemos acercarnos aunque nos duelan esas esquirlas, esas ruinas, esas espinas de Moneta, debemos resguardar esos fragmentos y reconstruir nuestros relatos, nuestra realidad.

Figura 3. Sanín, G. (2021). Ostraca [Dibujo sobre ruinas]. Manizales: Centro Colombo Americano.

Notas

[1] La exposición Ostraca es fruto de una investigación creación realizada por el artista José Gabriel Sanín Williamson, en el marco de la Maestría en Artes de la Universidad de Caldas. La exposición se presentó en la Alianza Francesa de Manizales, en Galería L´étoile, del 6 de diciembre del 2021 al 31 de enero 2022. La muestra contó con el apoyo curatorial de Manuela López Amézquita y el siguiente texto de sala: «Ostraca eran los pedazos de cerámica donde se escribía el nombre de quienes iban a ser condenados al exilio en Grecia. Ostraca también eran los pedazos de ánforas rotas donde se enseñaba a escribir en las escuelas de escribas y los tiestos que eran usados como soporte para enviar y recibir mensajes de quienes trabajaban en mastabas o en la decoración del interior de las pirámides en Egipto. En esta exposición se proponen piezas testimoniales de los horrores de una violencia irracional heredada desde siempre y que ha tenido como escenario el territorio colombiano. Gabriel Sanín recurre a los vestigios, a los restos de edificaciones que otrora albergan campesinos y que hoy solo guardan tristezas y recuerdos, ruinas abandonadas que gritan una masacre, un desplazamiento, un despojo de tierras. A Gabriel, su obsesión por la muerte violenta lo ha llevado a construir una serie de trabajos como recurso para no olvidar, como estrategia mnemotécnica en la que dolor y la representación de este, a través del arte, se constituye en un ejercicio cíclico, en donde la memoria se ve alimentada por la repetición. Ostraca es uno de ellos». Dentro de las mediaciones que acompañaron la exposición se realizó la charla: «Encuentro con el artista y la obra Ostraca: Una manera de poética de acercarse a una masacre a través del dibujo«.

Cómo citar:
Pasos, J-M. (2019). Fractal de la masacre. Sobre «Ostraca» de José Gabriel Sanín Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo. 4 (1). Disponible en: https://portalerror1913.com/2022/04/06/fractal-de-la-masacre/

Fecha de recibido: 1 de febrero de 2022 | Fecha de publicación: 6 de Abril de 2022

MANIFIESTO AL ABISMO

Manifesto to the abyss

Por:

Daniel Fernando Ruiz Garzón

Estudiante de Artes Plásticas | Universidad de Caldas | daniel.12011257@ucaldas.edu.co

Figura 1. Ruiz, Daniel. (2021). Autorretrato 1 (Dibujo). Calarcá. Cortesía del artista.

Empiezo este manifiesto como lo terminaré, diciendo que soy igual de absurdo a ustedes. La diferencia es el optimismo que los permea y del cual yo carezco. El arte lo utilizan como la búsqueda de lo bello y feliz, se engañan con expresiones como “el arte me alivia”, “el arte es perfecto”, “el arte es terapéutico”. Les planteo una pregunta, una entre tantas, ¿realmente se escuchan a sí mismos? Huyan de toda idealización artística, libérense de gustos banales y de mentiras; sientan dolor, angustia y sufrimiento, porque evitar estos estados es negar la vida, el mundo y, por ende, al arte mismo. Quizá ustedes están más muertos que yo.

Les propongo la anarquía en virtud del arte, luchar contra todo porque todo merece ser cuestionado y deformado, basta ya de su conformismo que no los lleva a nada. Imagínense que Adán y Eva no hubieran sido expulsados del paraíso: ¡NO HABRÍA ARTE! Viviríamos en el bien absoluto, mi amigo el dolor no se asomaría ni para ayudar a pintar un dedo. Aprendan a elogiar la dificultad, pues produce los más grandes frutos. Abracen la desgracia, la insatisfacción de la obra, pues es esta la que les dice -cuando la creen terminada- que nunca alcanzará el equilibrio.

Seamos leones, niños, creemos a partir del azar. Devoremos toda la historia, cualquier corriente artística hay que desmigajarla, creemos una obra tan desconocida que el espectador deba sí o sí perder su espíritu de hombre moderno, que se vea obligado a tomar actitud de vaca, rumiar hasta encontrar el sentido. Destruyamos y construyamos, quién sabe si para la eternidad o para la muerte. Qué la obra sea tan poético-terrorista que ni Hakim Bey se lo crea.

Acabemos con toda idealización, endiosar el arte solo lleva a un engaño perpetuo. El arte es humano, nos pertenece al igual que el sexo, el cuerpo y el placer. Ya lo dijo Gonzalo Arango: “Como acto de rebelión nos bañaremos en las aguas sin esperanzas de la muerte”. Por lo tanto, seremos conscientes de nuestra mortalidad, estaremos en contra de lo que nos prive del fin. Si la obra no afecta a alguien, que se vaya con nosotros a la tumba, así por lo menos perturbará a dios o al diablo.

Patearemos piedras molestando a cualquier sujeto que crea en la felicidad eterna, lo sacaremos de su sueño fétido y le mostraremos el mundo plagado de perplejidades, de enfrentamiento constante con sigo mismo, que aprenda a cuestionar todo aquello que tome por verdad absoluta. Nuestro fin es mostrar a la gente que ese artista de autoayuda no dice más que mentiras podridas. Si el pintor más básico pinta la montaña tal y como es, sin insultarlo con la palabra, hará un cuadro que atente contra todo su ser.

Para los artistas kitsch seremos un demonio, el más puro estado de maldad. Nuestra obra estará fuera de todo estándar, incluso del arte contemporáneo, porque aquel que piensa que todo arte se hacía mejor antes, solo demuestra su poca capacidad para pensar y no se embarca en búsqueda de una obra nueva con el valor de ser la antagonista de todas las demás. Nosotros no le diremos cómo vivir su vida, sencillamente le estamos mostrando una “verdad” para que cuando su muerte se acerque no entre en conflictos como Iván Ilich. “Es muss sein”, el peso es necesario para el artista, no se debe negar, la pesadez nos dota de la consciencia de la existencia, lo vale porque nuestra obra se vuelve más directa, el símbolo lanzará la levedad por la borda, por tanto el sujeto entrará en una lucha con su abismo, que es él mismo.

Para terminar con este pobre manifiesto les diré que, estoy cargado de contradicciones, mi mundo es la duda y el arte el medio para plantearla. Entre toda esta especie de reflexión desastrosa he descubierto algo: en el pesimismo que me cargo hay un poco de optimismo. No me mato porque disfruto de la provocación, la mayéutica es divertida, no los cuestionaré como ya lo dije antes por medio de la palabra, sino por medio de la obra desconocida. El impulso que me lleva a crear no es el alivio, es la búsqueda del mismo. Guardo la esperanza de alcanzarlo y así acabo, dejando en evidencia que soy igual de absurdo a ustedes.

Figura 2. Ruiz, Daniel. (2021). Autorretrato 3 (Dibujo). Calarcá. Cortesía del artista.

Referencias

Nietzsche, F. (1993). Así habló Zaratustra: un libro para todos y para nadie. Andrés Sánchez Pascual (trd.). Madrid: Alianza Editorial, 1993.

Arango, G. (1965). Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens. Medellín: Ediciones del Nadaísmo.

Lamborn, P. (2014). Terrorismo Poético. En: T.A.Z.: zona temporalmente autónoma. Valentina Maio (trad.). Madrid: Enclave de Libros.

Tolstoi, L. (1983). La muerte de Iván Ilich. Agusto Vidal (trad.). Barcelona: Editorial Brugera.

Cómo citar:

Ruiz, D. (2021). Manifiesto al abismo. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 1(4). Disponible en: https://portalerror1913.com/2021/08/03/manifiesto-al-abismo/

Fecha de recibido: 15 de febrero de 2021 | Fecha de publicación: 4 de agosto de 2021

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144