Fractal of the massacre. About «Ostraca» by José Gabriel Sanín
Por: Juan Manuel López Pasos
Estudiante de Artes Plásticas | Universidad de Caldas
juan.11714884@ucaldas.edu.co

Huellas, fragmentos, esquirlas y silencios.
Apariciones leves, íntimas y profundas, como la cicatriz ajada en la piel, pero tan dolorosa, tan esquiva.
Pedazos de una pared discuten con su rastro grabado, la infausta estampa de una memoria ominosa, que pareciera un relato surreal de alguna distopía psicótica.
José Gabriel Sanín Williamson de Rionegro, Antioquia, ante la desigualdad de los pies descalzos, en su labor de poeta, trae a colación un archivo personal, emotivo, de memorias y relatos colectivos sobre el conflicto armado del país, en pedacitos de muro, de alguna casa destruida o abandonada por el largo trajinar de la guerra.
Son tantas historias condensadas en ese fractal de la masacre, axioma de nuestra tierra, presencias y ausencias en la epidermis de una casa, en el mutismo que antecede al grito y las ráfagas, en la orfandad de los montes y los campos.

Así pues, el olvido indeleble entre los suspiros del grafito y los colores,
Pupitres, moscas, gallinazos,
Cucarachas, huesos, cráneos,
Botas de caucho, una mesita vieja,
Esquinitas de un pueblo, calles vacías,
Casas, finquitas,
Un cadáver…
Pedazos de pared, nuestro muro de los lamentos dinamitado.
¿Cuál Macondo, cuál Atenas, cuál Uruk?
Excavación, exhumación de una cultura olvidada o imaginada.
Símbolos, no, manifiestos, nombres e instancias, las ánforas guardan misterios, en las nuestras no caben tantos muertos, una historia es la de muchos.
Masacre, despojos, ausencias.
La memoria, esa cosa personal y colectiva se presenta como una figura extraña, cuasiretórica, insistente, necia, efímera y efervescente. Colombia no ha tenido tiempo para el luto, no hay tiempo para las lágrimas, solo para labores de enterramiento.
Estas piezas de Sanín son testimonios, parten del vestigio como reflexión de nuestra historia.
En la alegoría de la ruina, la metáfora es contundente: todos estamos fracturados, segmentados, rotos.
De ahí la imposibilidad del duelo.
No lo mataron, no lo apagaron a las malas, en algún partido de fútbol o chisme de farándula.
Tampoco hemos tenido el respeto necesario, ni siquiera el mínimo, para acercarnos, comprender o por lo menos mirar aquel yermo inocuo y baldío, en el cual hemos intentado cultivar, nación, memoria, paz, verdad y sociedad… es un absurdo.
La violencia nos ha palpado, directa o indirectamente, la exageración y la extensión del conflicto, sus diferentes arquetipos, el sadismo y la perversión intrínseca del mismo, nos ha insensibilizado.
Vivimos de violencias diarias, de mutilaciones psíquicas y corporales.
Esta tipología, propia del territorio nacional, nos ha conducido a la más terrible de las indiferencias, aquella en la cual se obvian los episodios más crudos de nuestra tragicomedia. Se escuchan las excusas: “eso ya fue hace mucho tiempo”, “ustedes siguen hablando de eso» o «supérenlo ya…”
Sanín nos invita a respetar el luto, a no olvidar, a entender que el tiempo no está allá atrás y que nuestra historia es presente continuo que, tristemente, se repite una y otra vez; debemos hacer el esfuerzo de verlo, enunciarlo y evocarlo.
No se trata de aceptar la fatalidad de lo inevitable e insoluble, sino más bien de construir memoria. Ahora, desde la comprensión y el valor de mirar a la cara esa vorágine que nos ha costado tantas lágrimas, tantos gritos.
Es necesario denunciar, criticar y ser reiterativos con estos asuntos, no podemos negar la cicatriz, tampoco permitir que vuelva a ser abierta. Hay que estar presentes en esos discursos, en esas palabras, en esas imágenes, evitar tomar distancia…
Debemos acercarnos aunque nos duelan esas esquirlas, esas ruinas, esas espinas de Moneta, debemos resguardar esos fragmentos y reconstruir nuestros relatos, nuestra realidad.

Notas
[1] La exposición Ostraca es fruto de una investigación creación realizada por el artista José Gabriel Sanín Williamson, en el marco de la Maestría en Artes de la Universidad de Caldas. La exposición se presentó en la Alianza Francesa de Manizales, en Galería L´étoile, del 6 de diciembre del 2021 al 31 de enero 2022. La muestra contó con el apoyo curatorial de Manuela López Amézquita y el siguiente texto de sala: «Ostraca eran los pedazos de cerámica donde se escribía el nombre de quienes iban a ser condenados al exilio en Grecia. Ostraca también eran los pedazos de ánforas rotas donde se enseñaba a escribir en las escuelas de escribas y los tiestos que eran usados como soporte para enviar y recibir mensajes de quienes trabajaban en mastabas o en la decoración del interior de las pirámides en Egipto. En esta exposición se proponen piezas testimoniales de los horrores de una violencia irracional heredada desde siempre y que ha tenido como escenario el territorio colombiano. Gabriel Sanín recurre a los vestigios, a los restos de edificaciones que otrora albergan campesinos y que hoy solo guardan tristezas y recuerdos, ruinas abandonadas que gritan una masacre, un desplazamiento, un despojo de tierras. A Gabriel, su obsesión por la muerte violenta lo ha llevado a construir una serie de trabajos como recurso para no olvidar, como estrategia mnemotécnica en la que dolor y la representación de este, a través del arte, se constituye en un ejercicio cíclico, en donde la memoria se ve alimentada por la repetición. Ostraca es uno de ellos». Dentro de las mediaciones que acompañaron la exposición se realizó la charla: «Encuentro con el artista y la obra Ostraca: Una manera de poética de acercarse a una masacre a través del dibujo«.
Cómo citar:
Pasos, J-M. (2019). Fractal de la masacre. Sobre «Ostraca» de José Gabriel Sanín Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo. 4 (1). Disponible en: https://portalerror1913.com/2022/04/06/fractal-de-la-masacre/
Fecha de recibido: 1 de febrero de 2022 | Fecha de publicación: 6 de Abril de 2022