45sna.com: The plot that’s upside down
Por: Mateo Hernández Correa
Artista plástico | Universidad de Caldas | mateo.11710655@ucaldas.edu.co

Era 2019, el Salón Nacional de Artistas proponía un discurso crítico a partir de la “trama” urbana del centro de Bogotá, como labor de protesta anti institucional y con intención de subvertir aquellas imágenes, conceptos y acciones que, desde este mismo espacio han subyugado a la gente colombiana. Usan el término de “trama” de una forma siniestra, para referirse a que en dicho sector es donde se “traman” las cosas. Revelar tensiones ocultas, visibilizar lo que se oculta dentro de esta rígida trama, y posicionar al público desde el otro lado de esta misma eran algunas de las principales motivaciones de este evento, uno que, a falta de una propia rígida trama interna quedaría registrado para la posteridad como una serie de sucesos sin una dirección definida.
Es irónico lo adecuado que resulta que la página web del 45 SNA sea el archivo del salón, el diálogo que esta página entabla con la organización y la estructura del evento me parece fascinante. Líneas curatoriales y una estructura expositiva que comprende otras curadurías independientes a las establecidas desde un principio; demasiados textos detallando los redundantes conceptos desde los cuales se realizó la selección de obras; mil links clickeables sin una categorización o jerarquización clara; una interfaz de usuario molesta con pop ups invasivos que solo empeoran la experiencia de visualización son los ingredientes para el desastre que es la página, un archivo digital que resulta ilegible y confuso para cualquier persona que la visite.
El diseño de la página está enfocado en una intencionada interactividad, el Salón esperaba que sus usuarios y usuarias se involucraran. En su homepage habitan un panel vertical, otro lateral y una retícula vertical en el centro que se deslizan manualmente, algo que en teoría parecería muy buena idea, pero este no es el caso, además de que la ejecución resulte un poco confusa desde la disposición y tamaño de los textos un poco grotesca, dos pop-ups van a aparecer en medio de la pantalla, invadiendo el ya apeñuscado espacio dispuesto para mostrar la información del Salón. El trabajo ¿Culpable de ser inocente? de la artista brasileña Débora Bolsoni es uno de los dos pop-ups que decido destacar, tratándose de un fragmento de 14 segundos del film de 1960 “El testamento de Orfeo” de Jean Cocteau, que, a pesar de su molesta intromisión propone una cuestión en lo mínimo intrigante: “¿Quieres ser culpable por tu inocencia, o inocente de tu culpa?”, dicen los subtítulos en amarillo que se superponen sobre una imagen onírica en blanco y negro de un hombre que sale del agua y sostiene una rosa en su mano derecha. Luego de estar en la página varias horas tratando de leer sus contenidos, visualizar y esperar a que el pop-up termine se convierte en una costumbre.

Figura 1: Vista de 45sna.com en el momento exacto que dos pop-ups deciden bloquear la visualización de la página (https://45sna.com/)
Esta obra de Débora Bolsoni se puede encontrar dentro del espacio de proyectos web en la plataforma aarea.co, enfocada en alojar trabajos de corte digital, lugar que cohabita con Having Someone’s Birthday Party, la propuesta del artista japonés multimedia Yoshinori Niwa. Tratándose este texto de la experiencia de usuario en un sitio web resulta adecuado mencionar este proyecto, ya que se trata de una colección aleatoria de videos de cumpleaños de personas que subieron sus registros privados a YouTube, la plataforma pública para compartir contenidos audiovisuales más grande del mundo, acción que resulta en la dicotomía de la existencia de dichos contenidos y la reflexión final de darse cuenta que todo lo que se consume online es un contenido ajeno, algo que quizá no fue realizado para una audiencia en específico o para ganar viralidad, algo cuyo propósito evade una justificación mayor que solo querer disponer videos autoproducidos en la web para una futura revisualización. Al toparme con este trabajo que me pregunto: ¿Cuándo se existe en línea, el espacio que se ocupa es semejante a una habitación privada o es una violación constante de la privacidad de aquellas otras personas que en simultáneo habitan sus propias habitaciones online, como si de una fantasía voyeur se tratara, observando la vida de las demás personas desde las sombras, fantasmagóricamente?
La página web del Salón fracasa inmensamente en intentar traducir la experiencia física del evento a un espacio digital, donde lo único que consigue es disponer informaciones que están en constante contradicción, siendo la misma organización del Salón la observadora voyeur de la existencia de sus contenidos, tan ajenos y distantes que desde la estructura fundacional del sitio se nota esta desconexión ¿Quién va a querer revisitar un lugar de confusión y completo desorden, donde el mismo espacio rechaza a la persona que lo visita? Esto, sin mencionar las curadurías del evento, puesto que hablar de estas demandaría un texto aparte, pero que, como un abrebocas vale la pena mencionar que los contenidos de sus diversos catálogos y los de las pestañas indexadas dentro de la página no se corresponden entre sí, y tratándose de la misma información esto es inmensamente catastrófico.
Me encuentro cada vez con menos palabras para describir el desconcierto que me llena al pensar en la existencia de este sitio. Su diseño es algo que ni la más ambiciosa visión de diseño web brutalista llegaría a concebir, puesto que, a pesar de nacer desde el rechazo a la retícula y a los “sofisticados” estilos de diseño ya gentrificados en la actualidad, el brutalismo respeta al usuario, respeta su libertad para navegar la página como desee y se propone entregarle un producto lo suficientemente accesible para ser consumido de nuevo, a lo que la persona usuaria responde con la inmensa apreciación de la visión artística que yace detrás del sitio.
El diseño web brutalista no se busca la hipercomplicación de los sistemas interactivos de una página para impresionar a su audiencia, no hace uso de estrategias perezosas como lo son el aprovecharse del desconocimiento de la persona usuaria para hacerle sentir que aquello ante lo que presta su atención es más inteligente de lo que parece, el uso del shock para compensar la falta de pensamiento puesto detrás del sitio, el diseñar algo por deporte antes que considerar que su fin es el ser legible por una persona lo suficientemente capaz. El fin del diseño brutalista es el demostrar -al igual que su par en la arquitectura- el material de aquello que compone su contenido, edificar con las herramientas de diseño un pedestal que resalte las características de los ítems que habitan este espacio digital, hacer que los textos, imágenes o la información que esté allí salte a la vista y domine el espacio, porque de eso se trata el diseño web, presentar contenidos a una audiencia de manera que la cautive y la induzca a interesarse por lo que allí se le presenta.
Es irónico que al final lo que el 45 SNA necesitó en su organización y el diseño de su archivo digital era una rígida trama sobre la cual basarse, similar a aquella del centro de Bogotá desde la que partieron principalmente, y no un mediocre y mal planificado intento de un sitio web brutalista. Aquí es que decido parar, ya que la misma frustración que me condujo a escribir este texto me indica que es un desgaste continuar, porque lo que está roto es mejor no intentar repararlo.
Cómo citar:
Hernández, M. (2022). 45sna.com: La trama que está al revés. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4 (6). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2023/03/28/la-trama-que-esta-al-reves/
Fecha de recibido: 21 de mayo de 2022 | Fecha de publicación: 28 de marzo de 2023
Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.
ISSN: 2711-144