ENTRE LA MÚSICA Y EL RUIDO: UNA APROXIMACIÓN AL PAISAJE SONORO URBANO. Entrevista a Roberto Cuervo Pulido

Between music and noise: an approach to the urban soundscape. Interview with roberto cuervo pulido

Por: Kelly Johanna Acero Acevedo

Estudiante Artes Plásticas | Universidad de Caldas | acerokelly571@gmail.com

Figura 1. Cuervo, R. (2016). Sonografía en ausencia del paisaje sonoro urbano. Imagen de su investigación «¿Cómo escuchar la ciudad? La experiencia de los paisajes sonoros urbanos» (p. 110)

Kelly Acero: Nos encontramos con Roberto Cuervo, un hombre al que no le gustan las etiquetas pero que, eso sí, se considera transdisciplinar. Para iniciar esta presentación, ¿qué nos puedes decir sobre tu vida?

Roberto Cuervo: Me muevo entre disciplinas. Hay unas en las que me muevo más, entre ellas el diseño: he diseñado mobiliario y joyería; lo último que he estado haciendo ha sido una etnografía de diseño con unos amigos antropólogos y sociólogos. También soy músico, no de grado, pero sí de pasión: bajista de garaje. Estoy muy interesado en el tema del sonido, me muevo entre la música y el arte sonoro: considero que toda música es arte sonoro, pero no todo arte sonoro es música. Me gusta la cocina: soy cocinero de calle, soy apasionado por la filosofía y soy investigador.

Kelly: A lo largo de tu trabajo se puede notar un especial interés por el mundo sonoro. Si pudieras rastrear en tu vida un detonante para localizar el nacimiento de tal interés, ¿cuál sería?

Roberto: Nace con la música. Tenía nueve años cuando descubrí qué género de música me gustaba. Soy caleño y estaba muy influenciado por la salsa en mi entorno, pero en la radio empecé a escuchar rock y dije: “Me gusta, quiero investigar sobre eso”. Además, me interesaba mucho el sonido de las chicharras a medio día en tierra caliente: sonaban durísimo y de pronto se callaban y uno no sabía qué había pasado. Ese sonido marcaba el ritmo de la ciudad, por lo menos me lo parecía en la Cali que viví durante esa época.

Kelly: Al revisar un poco tus trabajos se advierten elementos centrales como el diseño, el sonido y la ciudad ¿Por qué tratar con esos elementos en específico y no otros?

Roberto: Eso tiene que ver con mi formación académica porque soy diseñador de base, de pregrado. También, como ya mencioné, tengo interés por la música y cuando empecé a investigar sobre ella me di cuenta que para poder hacer más cruces tenía que elevarla a la categoría de: “sonido”. A todo ello se le suma el concepto de ciudad que surge porque mi maestría es en urbanismo: me gusta mucho el tema del espacio urbano, del espacio público.

Kelly: ¿Y por qué trabajar desde el paisaje sonoro?

Roberto: La categoría de paisaje sonoro es relativamente nueva para mí; descubrí el concepto cuando estaba haciendo mi investigación de tesis doctoral y me interesé mucho por indagar al respecto: ¿de dónde surgió?, ¿quiénes acotaron el término?, ¿cuáles son las características que definen un paisaje sonoro? Me gusta la idea de retar el concepto de “paisaje”: la visualidad es muy dominante desde el punto de vista social y cultural, estamos en una sociedad ojo-centrista en la cual, cuando uno menciona la palabra “paisaje”, se asume que se está refiriendo a todo lo que se puede ver desde un punto. El concepto de “paisaje sonoro” pone en crisis lo visual por que añade el sentido de la escucha. Mi investigación se pregunta por el sentido de ese tipo de paisajes. Además, me interesa la ciudad, por eso añado otro apellido: “paisaje sonoro urbano”.

Kelly: ¿En qué consiste tu proceso creativo?

Roberto: Yo escucho algún elemento de la ciudad y voy construyendo alrededor de él. Por ejemplo, a partir del sonido del tráfico, que se considera negativo, que se mide como ruido contaminante, me pregunto si hay algo más: antes de darle un juicio de valor me interesa hacer una escucha consciente, por lo menos saber qué hay ahí y reconocer elementos, es un acto estético. Carros, personas hablando, pájaros, perros, sonidos de buses, pitos o ambulancias: para mí todo eso es una composición, una obra natural de la ciudad. Hago una construcción de sonidos en mi mente y pienso en cómo externalizarla, ahí se me sale un poco el diseñador y digo: “puedo crear un artefacto que reproduzca esta experiencia estética a los demás”, y como he trabajado el diseño de experiencias incorporo esa metodología a los artefactos sonoros. También me interesa el diseño interactivo y varias de mis instalaciones tienen sensores que modifican el sonido, por lo tanto los artefactos sonoros que diseño en términos generales son montajes multifocales para los que hago grabaciones de la naturaleza, agua, fauna, viento, que contrasto con sonidos de la ciudad: un taladro, un señor en el parque barriendo, unos niños jugando o haciendo bulla; todo lo guardo en estéreo con grabadoras a cuatro u ocho canales y lo voy mezclando, combinando. Cuando las personas se topan con un artefacto interactúan con él casi que con su presencia; por ejemplo, una instalación de un artefacto sonoro que diseñé sobre la quebrada Manizales: el agua sonaba y apenas entraban las personas al espacio se empezaban a distorsionar los sonidos.

Figura 2. Cuervo, R. (2016). Artefacto sonoro urbano interactivo CO-K7-BOG. Carrera 7 calle 40, Bogotá D. C. Imagen de la investigación «¿Cómo escuchar la ciudad? La experiencia de los paisajes sonoros urbanos» (p. 211)

Kelly: Y ¿cuál ha sido la reacción de los transeúntes que se encuentran con estas instalaciones?

Roberto: Cuando los pongo en la calle hay reacciones de todo tipo: curiosidad y odio; desde personas que me gritan: “Apague esa mierda”, hasta gente que pregunta: “¿Esto qué es?” o “¿Por qué suenan pájaros acá tan duro?”. He hecho artefactos en espacios artísticos cerrados y la disposición es totalmente distinta, la gente va con una idea de: “voy a tener una experiencia estética”.

Kelly: ¿Para ti qué implica aprender a escuchar?

Roberto: Es descubrir un sensorium de uno que no estaba tan desarrollado. Para mi hay tres tipos de escucha: la semántica, la causal y la concreta. La causal es muy común, es cuando yo escucho un sonido y mi mente intenta, desde el punto de vista cognitivo, asociarla a una forma, es como cuando uno va por ahí y dice: “Se oye un carro, se oye a Juan o se oye una pelota cayendo”. La escucha semántica es cuando a lo que escucho le doy un significado; por ejemplo, cuando oigo una sirena e inmediatamente lo asocio con que hay peligro o hay que hacerse a un lado. Finalmente, la escucha concreta, la menos común, que es percibir el sonido por el sonido mismo, es decir, describir el sonido desde sus atributos como fenómeno físico. Pero ¿Cuáles son los atributos del sonido? Los básicos son intensidad, frecuencia y duración; hacerse consciente de ellos es una experiencia estética y puede servir para aprender a armar un paisaje sonoro.

Kelly: ¿Crees que en ciudades como Bogotá es posible trabajar la sensibilización de las personas frente al tema de la escucha?

Roberto: Aquí hay una conexión emocional-sensorial de los habitantes de Bogotá en la distancia con los Cerros. Si yo traigo un paisaje sonoro de los Cerros a la ciudad estoy ofreciendo otra capa de conexión emocional con ellos y creo que con eso se contribuye a generar consciencia en los habitantes.

Kelly: Hablas de traer el sonido de los Cerros a la ciudad, pero ¿Cuál es el impacto de los sonidos de la ciudad sobre el resto de especies que la habitan?

Roberto: ¿Qué es lo que pasa en la ciudad? Aparece el sonido del motor del carro, del pito, de la gente hablando y como no hay consciencia sonora sobre eso se monta con todo y se termina creando un fenómeno llamado enmascaramiento: contaminación. ¿Qué pasa en la naturaleza?, pues también hay un montón de ruido: he hecho sonometrías en los Llanos que han llegado a los 85 – 90 dB, incluso más fuerte que en la ciudad; pero es que la naturaleza tiene composición, equilibrio, armonía, entonces el tema ya no es de dB sino de frecuencias. Hay una especie de grillos que se comunica solo a 10.500 Hz, y al mirar en un espectrograma se ve que el grillito solo vibra en esa frecuencia y el resto vibra en otra, como sintonizar la radio. Esto es súper bonito, porque cuando se graban sus sonidos, que se oyen durísimo en la naturaleza, el grillito está por acá, la ranita por allá, el ave por acá y cada quien ocupa su espacio. Es como hacer un espectrograma de una canción: vos escuchas el bajo, una guitarra, otra guitarra, una voz, dos coros, la batería y se escuchan 10, 15, 20 canales distintos. La naturaleza hace una canción natural de una composición y armonía perfecta, en cambio nosotros los seres humanos no. Y no solamente la contaminación del aire y del agua hacen que algunas especies se vayan o se mueran: si el grillito canta en una frecuencia que el sonido de la ciudad enmascara, los grillitos no se oyen entonces no se encuentran, no se aparean, no se reproducen y se mueren.

Figura 3. Cuervo, R. (2016). Comportamiento acústico de la reflexión sonora: carrera 7 con calle 72. Fuente: Imagen de la investigación «¿Cómo escuchar la ciudad? La experiencia de los paisajes sonoros urbanos» (p. 211)

Kelly: ¿Podrías narrar alguna experiencia o descubrimiento que te haya marcado explorando el mundo urbano desde lo sonoro?

Roberto: Yo creo que mi experiencia con las aves al levantarme temprano a grabar; puedo decirte: “Esto es un copetón” y, sin verlo, ya sé cómo es la gráfica en la sonografía. También grabar la belleza del agua cuando se sube a los Cerros Orientales. Aquí en el apartamento estamos al lado de la quebrada Las Delicias y suena lindo, en la parte de arriba el agua está cristalina y suena bien; más abajo está contaminada, pero suena igual, es como la capa de la belleza de eso que está podrido.

Kelly: ¿Cuál crees que es el papel de la música en la investigación-creación sonora?

Roberto: La música son sonidos y silencios organizados en una línea de tiempo con una intención estética. Lo que yo hago es coger sonidos y silencios que grabo, los organizo y los mezclo en el Logic: igualito que como si hiciera una canción. Pero como he tenido muchas discusiones pongo la música por un lado y el arte sonoro por otro; a veces, si la situación es de etiquetas digo: “Presénteme como artista sonoro”. Aunque no soy graduado en música tengo conocimientos en teoría musical, sin embargo, me desligué de ese rótulo, para poder meterme en “otra idea de música”, en la que, si yo escucho un paisaje sonoro, escucho una canción allí; pero, a mi juicio cuando hago paisajes sonoros estoy haciendo música.

Referencias

Cuervo, R. (2016). ¿Cómo escuchar la ciudad? La experiencia de los paisajes sonoros urbanos [Tesis doctoral]. Manizales: Doctorado en Diseño y Creación, Universidad de Caldas.

Cómo citar:

Acero, K. (2022). Entre la música y el ruido: una aproximación al paisaje sonoro urbano. Entrevista a Roberto Cuervo Pulido. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4(6). Disponible en: 

Fecha de recibido: 15 de febrero de 2022 | Fecha de publicación: 26 de junio de 2024

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144

NAVEGANTES DE LAS PALABRAS ACCIONADAS

Navigate: action words

Por: Kelly Johanna Acero Acevedo

Estudiante Artes Plásticas | Universidad de Caldas | acerokelly571@gmail.com

Recientemente, le pregunté a una persona cercana qué significaba para ella ser artista, a lo que, sin dudar respondió: “el artista es quien hace lo que ama, pero con tanta fuerza que lo integra como parte de su ser”. Esta definición, me gustaría decir, resume en gran parte las experiencias contenidas en el cuarto número de la Revista Portal Error 19-13. Un pequeño gran oleaje de acciones, pensadas, convertidas en palabras, palabras accionadas traducidas en pensamiento, pensamientos puestos en palabras transformados en acción.

Seguramente, el lector encontrará elementos que transversalizan cada una de las experiencias que componen esta edición. Uno de esos puntos que creo importante resaltar (y sobre todo por la influencia que tiene sobre la relación del artista con su creación, y a su vez, la correspondencia de ese producto con los demás), es el lugar físico y formal donde todo ocurre: las salas de exposición. Estas aparecen aquí como la excusa de algunos para el encuentro, como los escenarios para la expresión o exposición de asuntos variados, sean profundos o superfluos; como espacios generadores de experiencias, evocaciones o memorias[1]. Este último asunto de la memoria también aparece con fuerza en las narraciones de las distintas propuestas artísticas, ya que se enmarcan, en parte, dentro de la necesidad de testimoniar los impactos directos o indirectos de las dolidas violencias que nos afectan como sociedad, situada dentro de los límites de lo que denominamos Colombia. En muchos de los casos, dichas narraciones le otorgan un papel protagónico a los objetos como piezas testimoniales, como retenedores de memoria.

Sin embargo, el recorrido artístico que nos expone el presente número, también nos permite evidenciar procesos que van más allá de las salas de exposiciones y de los objetos materiales como los actores principales, dichos procesos están íntimamente vinculados a la reflexión sobre las prácticas y los discursos artísticos en sociedad; en esta parte del recorrido se pondrá sobre la mesa asuntos como la redefinición del arte en torno a la experimentación con diversas prácticas artísticas, su papel como ejercicio político y como parte de la vida misma. Aun así, las relaciones humanas en torno a la creación artística no son las únicas protagonistas, los vínculos construidos con la naturaleza también hacen parte de las propuestas que aquí se nos presentan, dichos vínculos aparecen dentro de saberes y experiencias compartidas, que son atravesadas por un mundo sensitivo lleno de reflexiones, preguntas, propuestas metodológicas y cargas simbólicas.

Los diversos escenarios que se proponen son necesariamente importantes, ya que nos narran aquello que discurre aquí y ahora, desde los entornos locales que nos involucran de manera más próxima, más cercana; hace parte de un recorrido por la creatividad, las búsquedas internas, el trabajo colaborativo, la literatura, la jocosidad, el carnaval, la música, la relación con la naturaleza y, entre tanto y tanto, un poco del azar. No obstante, es el navegante que ha decidido sumergirse en estas aguas profundas quien irá explorando poco a poco lo que le resulte de interés. ¡Pero cuidado! Este viaje es narrado y construido por quienes considero, son pulpos que a falta de uno, tienen tres corazones; seres mimetizados con trajes de colores para resistir a los azares de un océano aparentemente en calma ¡Buen viaje!


Notas

[1] Aunque me gustaría ir un poco más allá y, sin el ánimo de generar discusiones que escapan al alcance de este texto, mencionaría que estos espacios también pueden caer en lógicas inesperadas como la del no-lugar, donde prima la relación económica y sobresale el consumo.

Como citar:

Acero, K. (2022). Navegar: Palabras accionadas. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo1 (4). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2023/02/22/navegar-palabras-accionadas/

Fecha de recibido: 20 de octubre de 2022 | Fecha de publicación: 22 de febrero de 2023

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144X