Archaeologizing the present. Interview with Alejandro Valencia
Por: Daniel Fernando Ruiz Garzón
Estudiante de Artes Plásticas | Universidad de Caldas | daniel.12011257@ucaldas.edu.co

En esta entrevista se habla sobre la exposición En razón de las tumbas (2021) que se expuso en el Centro de Museos de la Universidad de Caldas, del 16 de septiembre al 16 de diciembre del 2021. El artista Alejandro Valencia interviene las salas de arqueología, historia natural, geología y la sala temporal, su propuesta propone un diálogo entre el pasado y el presente, a partir de las colecciones pertenecientes al Centro de Museos.[1]
Daniel Ruiz: Me gustaría iniciar esta entrevista con una pregunta de origen: ¿Cómo nace el proyecto En Razón de las Tumbas?
Alejandro Valencia: Siempre me afectó bastante la historia violenta de Colombia, quería entender por qué llevamos tanto tiempo en conflicto y qué llevó a que se agudizará de tal manera. En un diplomado en el que participé en la Universidad de Antioquia se habló mucho sobre la relación que tenemos históricamente con la tierra[2]. Si bien hay muchas causas complejas de la violencia, la tierra está en el corazón de estas: el despojo de los territorios, el desplazamiento, la tenencia de la tierra por parte de un sector minoritario, etc. La tierra es ese eje gracias al cual se puede entender por qué llevamos tantos años en conflicto. De esa inquietud por la historia violenta del país, surge el proyecto En razón de las tumbas.

Daniel Ruiz: Hay dos conceptos en la exposición que a mí parecer son bastante importantes, uno está escrito en una de las piezas que estaba ubicada en una de las vitrinas en el centro de la Sala de arqueología: es Nuda vida. El otro era el nombre de la segunda sala: Abya yala ¿Podrías hablar un poco sobre estos conceptos?
Alejandro: Nuda vida es un concepto de Giorgio Agamben que significa “la vida desnuda”, esto es la vida cosificada, la vida que deja de ser y se convierte en objeto. Este concepto me parece muy pertinente en el contexto del conflicto, teniendo en cuenta lo que ha sido la cosificación de la vida, la reducción de un cuerpo a un objeto y la posterior transformación a una mera cifra.
El Abya Yala es un pensamiento ancestral proveniente de comunidades indígenas para denominar el territorio centro-sur americano, que suele asociarse al “buen vivir” a la convivencia y la armonía con el otro. De hecho pertenece a un poema quechua titulado Abya Yala Wawgeykuna que traduce al español: “Hermanos americanos”. Es un poema escrito en los 90´s y habla sobre las luchas ancestrales, la tierra y la memoria. Al final del poema dice: “Seguiremos las huellas”, refiriéndose a todo el pensamiento y el legado ancestral que tienen los pueblos originarios. Es el nombre de la instalación en la sala temporal porque es un espacio donde se conmemora a las personas que tienen una relación con la tierra: las comunidades afro, los campesinos y los indígenas. Busca pensar la conexión que tenemos con el territorio.

Daniel Ruiz ¿Cómo se relaciona el Centro de Museos con tu obra?
Alejandro Valencia: Desde un principio, pensé la relación que tenemos con la tierra a partir de varios puntos de vista. Tuve presente el contexto histórico, social y espacial, como un elemento fundamental del proyecto, por eso es importante leer las obras en diálogo con las colecciones del Centro de Museos. Desde mi perspectiva, este lugar enmarca varias manifestaciones temporales: el tiempo pasado en la sala de arqueología, el tiempo geológico, que es un tiempo muy extenso o el tiempo congelado que es el de la sala de historia natural, con los especímenes de taxidermia. Las obras del proyecto se formularon dentro de estas relaciones con las colecciones de cada sala, para entablar un diálogo más allá del objeto y se considerara el contexto en la lectura de las obras. Las obras se nutren de la historia del Centro de Museos, en el patio del museo se encuentra una tumba prehispánica, de donde se restauraron dos vasijas que fueron exhibidas al lado de las fotografías Mis manos son la tierra. Hay varios conceptos e historias entre el pasado y el presente que se mezclan en esta exposición, es a partir de estas relaciones que trato de entender la tierra como una parte fundamental de nuestra historia.

Daniel Ruiz: De hecho iba a tocar el tema del tiempo ¿Cuál es la relación entre el objeto y el tiempo en tu obra?
Alejandro Valencia: Muy buena pregunta, por un lado, creo que el artista tiene una responsabilidad con su momento histórico; por otro, está la difícil tarea de retener memoria cuando los sucesos que ocurren en el país son tantos y ocurren todos a la vez. Por ejemplo, lo que sucedió hace poco en el paro nacional del 2019. Las noticias sobre asesinatos selectivos, violaciones de derechos humanos, desapariciones y torturas eran constantes y era tan difícil poder retener esa memoria. Por eso el intento, tal vez inútil, de abrir la posibilidad de recordar y no olvidar a partir de los objetos en la exposición. Esto, sobre todo, en las obras de la sala de arqueología, que hice específicamente para que estuvieran dentro de las vitrinas, compartiendo el espacio con artefactos prehispánicos. Insertar el objeto dentro de un museo o una colección científica permite dotarlo de importancia histórica, buscaba darle protagonismo a los nombres de líderes asesinados, a las ejecuciones extrajudiciales o al paro nacional del 28 de Abril en el contexto museográfico.
También hay un aspecto de temporalidad que se refleja en la obra de las manos, las tumbas y la instalación. Hay un elemento de cambio y de transformación que no es estático. Cuando ubicamos la tierra en la sala temporal estaba todavía húmeda y varias plántulas germinaron en el transcurso de la exposición. Estas fueron regadas con la ayuda del personal del Centro de Museos para que permanecieran vivas, ese gesto fue simbólico, el intento de conservar esa vida que germinó de la tierra. El cambio de tierra húmeda, a tierra que germina y después seca y agrietada marca la experiencia del paso del tiempo.

La cuestión del tiempo es importante porque hace referencia a la historia y esta se entiende de distintas maneras. Cuando se estudia historia usualmente se mira hacia el pasado, se estudian los hechos, para después analizar el presente, me interesa ese puente entre el pasado y el futuro. Entonces, las obras hacen referencia a esas temporalidades, a un tiempo pasado y un tiempo presente, para pensar el futuro.
Daniel Ruiz: ¿Crees que conocer la historia ayuda a entender un poco el presente y a construir un mejor futuro?
Alejandro Valencia: Más que entender “la historia” pretendo encontrar otras historias, narrativas diferentes a las oficiales; porque la historia es compleja, sobre todo la nuestra. Un proverbio africano dice: “Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador” y, generalmente, las historias que conocemos son las de aquellos que salen victoriosos de un conflicto o una guerra. Creo que ese es el momento en el que nos encontramos ahora. Después de la firma de los Acuerdos de paz (2016) estamos en un momento muy extraño, porque el relato sobre el conflicto ha empezado a cambiar. Si bien hemos empezado a escuchar oficialmente los testimonios de las víctimas, también el relato del conflicto se ha tergiversado y moldeado a favor de un sector político y social. Un ejemplo es el del actual director del Centro Nacional de Memoria Histórica que se niega a reconocer ciertos hechos del conflicto. Por eso es importante conocer otras historias, la idea de que uno debe conocer el pasado para no repetirlo nos puede aportar bastante en la actual construcción de memoria histórica.
Como país debemos conocer las diferentes versiones de lo sucedido, a través de ese diálogo entre las partes podemos, tal vez, generar una narrativa diferente que nos pueda dar la posibilidad de voltear la página. Esos relatos son los testimonios de las víctimas y de las personas que estuvieron afectadas en el conflicto. Se trata de la construcción de otras narrativas que nos permitan mirar un poco más hacia adelante; no podemos quedarnos siempre pensando en el pasado. Debemos avanzar y esto se hace a partir de una conversación donde participemos todos.

Daniel Ruiz: Pienso que la muerte total es caer en el olvido, por eso mismo, sepultar al muerto es verse obligado a cuidarlo, a mantenerlo vivo por medio de la memoria, el respeto. ¿Consideras que los objetos funcionan de esta manera?
Alejandro Valencia: Sí, me gustaría que las piezas abrieran la posibilidad de detonar los recuerdos. Lo más difícil del trabajo con la memoria es eso, el objeto debe funcionar como un dispositivo de memoria, tal como el museo. El olvido es la última muerte, eso es lo que sucede con muchos casos. Un ejemplo es la desaparición forzada, que es una forma de borrar todo trazo y memoria de la persona, hasta el punto que esa condición del olvido genere la muerte total de la víctima. Siento que nuestro deber está en recordar y no olvidar, para no volver a repetir.

Daniel Ruiz: En la sala de arqueología había una pieza que tenía la palabra “Autoarqueologización” ¿Qué significa este término?
Alejandro: La autoarqueología es un proceso que consiste en museificar la memoria. Hay un texto de Andreas Huyssen que hace referencia al término. Allí se habla de la obsesión de las sociedades contemporáneas con preservar la memoria, de usar la tecnología como una estrategia para almacenar recuerdos en forma de bits, de generar espacios donde constantemente se está reteniendo y archivando información. Es la obsesión que lleva a autoarqueologizar las cosas, a volverlas un objeto del pasado al cual podremos tener acceso en cualquier momento, y en cierta manera a convertir el objeto en algo arcaico. Ese es el proceso al que yo me refiero en la sala, la necesidad de museificar, en este caso, los hechos de la historia reciente.

Daniel Ruiz: Te voy leer algo de Mary Louis Pratt, para que me des tu opinión:
“Los vínculos entre las sociedades arqueologizadas y sus descendientes contemporáneos permanecen absolutamente oscuros, de hecho irrecuperables (…) La imaginación europea produce sujetos arqueológicos escindiendo a los pueblos contemporáneos no europeos de sus pasados precoloniales, y hasta coloniales. Revivir la historia y la cultura indígenas como arqueología es revivirlas muertas. Al hacerlo, al mismo tiempo que se les rescata del olvido europeo, se les reasigna a una era que ya fue. (…) Lo que los colonizadores matan como arqueología suele vivir entre los colonizados como autoconocimiento y conciencia histórica” (Pratt, 2011, p. 251-252)
Alejandro Valencia: Me parece interesante lo que menciona sobre revivir lo muerto, de alguna manera es lo que hace un arqueólogo. Me interesa, por ejemplo, la forma en cómo se construyen los relatos de las piezas arqueológicas ¿Qué entendemos a partir de un objeto encontrado, un vestigio de una civilización pasada o unos artefactos fúnebres? En la arqueología se estudia el objeto desde diferentes puntos de vista, materiales sociales, contextuales, históricos, y ahí se generan múltiples narrativas sobre el objeto. En un diálogo con la curadora de la sala de arqueología se profundizó sobre los posibles significados de un artefacto prehispánico en cuestión de su historia. Generalmente cuando se estudian estas piezas prehispánicas se les asigna una función ritualística, ya que la gran mayoría han sido encontradas o sacadas de tumbas. Sin embargo, no todas las piezas tienen un fin ritualístico, algunas tuvieron fines domésticos, útiles y de uso cotidiano, lo que quiere decir que aquellas definiciones que les otorgamos no son absolutas. Lo mismo que va a suceder con nosotros, cuando alguien se encuentre con un celular en una arqueología futura, formarán narrativas especulativas de nuestra sociedad a partir de esos objetos.
Revivir aquello que dejó de ser, por medio de un acto simbólico es muy importante porque permite que la ausencia se manifieste a partir de esos objetos. Es lo que me interesó cuando vimos la tumba en el Centro de Museos. Nos mostraron las vasijas que se encontraron dentro del sitio y vimos unas piezas muy pequeñas, elaboradas de una manera rápida, a comparación de los otros objetos de la colección prehispánica, que tenían cierta complejidad. Entonces uno empieza a preguntarse quienés estuvieron o habitaron este sitio, qué hacían, cómo eran, cómo veían el mundo y es ahí donde se puede empezar a construir narrativas sobre el pasado.

Notas:
[1] El texto curatorial que acompañó la exposición fue escrito por el artista Alejandro Valencia, se podía leer al ingresar a la sala de exposiciones temporales las siguientes palabras: “En Razón de las Tumbas explora las relaciones entre la tierra y el territorio como aspectos fundamentales de la identidad colectiva de Colombia utilizando el museo como un dispositivo de memoria. El proyecto propone un diálogo con las colecciones y los espacios de Arqueología, Geología e Historia Natural del Centro de Museos de la Universidad de Caldas, como una forma de cuestionar las narrativas que se generan sobre nuestra historia pasada, al igual que la historia reciente del país. Las obras que conforman este proyecto se plantean desde las relaciones que surgen entre el lugar, su historia y su contexto. Varias de estas se mimetizan dentro de las vitrinas de las colecciones, se ubican en esquinas y antesalas, y ocupan espacios enteros propiciando un recorrido conjunto a las colecciones del museo. Entendiendo la memoria como un concepto vivo y dinámico, el proyecto invita a pensar desde el punto de vista histórico, social, antropológico, material y temporal de la tierra, otros relatos que puedan contribuir a la construcción colectiva de nuestra memoria e identidad nacional” (Valencia, 2021).
[2] El diplomamado se titulaba Memoria Histórica: Narrativas de la Memoria y se realizó del 8 de septiembre al 24 de noviembre del 2020, en la Universidad de Antiqouia.
Referencias
Pratt, M-L. (2011). Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Cómo citar:
Ruiz, D. (2022). Arqueologizar el presente. Entrevista a Alejandro Valencia. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 1(4). Disponible en: https://portalerror1913.com/2022/05/25/arqueologizar-el-presente/
Fecha de recibido: 15 de febrero de 2022 | Fecha de publicación: 26 de mayo de 2022
Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.
ISSN: 2711-144