In the search for the hero
Por: Santiago Jaramillo Chica
Estudiante Maestría en Artes | Universidad de Caldas | santiago.jaramillo33053@ucaldas.edu.co

Figura 1. Ana Patricia Palacios. (2021). De Héroes y Antihéroes [Dibujo, Pintura, Fotografía]. Medellín, Colombia
Inicio estos párrafos para materializar una idea que ha rondado en mi cabeza, desde el momento en que emprendí mi viaje hacia lo que podría convertirse en algunas líneas importantes de mi vida o simplemente en un capítulo de esta serie que valdría la pena olvidar o sacar del aire para que nadie pueda verla. No sé las razones, los medios o circunstancias, tal vez escribo con desdén, con ansias de queja, con molestia absoluta por no tener un héroe en la cabeza que me permita evadir este apartado. Desde acá, la habitación cálida en la que mejor soy, o sencillamente soy, que da hacia la ventana vecina que mantiene su luz encendida, y que quiero pensar, suele escucharme leer en voz alta hasta que se termina mi jornada y simultáneamente la de aquel ser anónimo que oye impaciente mi tiberio. Expreso que las preguntas que me surgen son las que me han llevado a escribir sobre el héroe y a cuestionarme si éste existe realmente.
¿Qué es un héroe?
Si tuviera que dirigirme a una definición sensata optaría por la del primer diccionario que tenga a la mano, y este aludiría probablemente a una innegable definición que, desde la constitución del término, propone el concepto de héroe como aquel personaje de habilidades super humanas que es glorificado por sus hazañas, porque se encuentra en pie de lucha y resiste frente a las más duras crisis que se puedan presentar en su viaje. Sus cualidades superan las de hombres y mujeres; de tal manera, los héroes se han abierto paso en una suerte de narrativa ambigua que los refiere como humanos mortales, pero con cualidades físicas y poderes que se les confieren a seres divinos, míticos, en una palabra, hiperreales.

Figura 2. Antoine Louis Barye. (s. XIX). Teseo combatiendo al Minotauro [escultura]. Buenos Aires: Museo Nacional de Bellas Artes
La representación de Teseo y su historia funcionan para ejemplificar y desarrollar de forma más extensa la idea anterior. Este ser, hijo de Egeo, rey de Atenas, recibe un llamado para salvar a su pueblo de los sacrificios de hombres y mujeres que eran dispuestos como tributo al aborrecible minotauro de Creta cada año, para impedir que Atenas se inundara en desdichas y catástrofes. Teseo, con sus atributos y cualidades, logra vencer al minotauro en una gran batalla, lo que le permite volver a su lugar de origen como héroe. Sin embargo, cabe resaltar que sus hazañas y proezas viven aún en la memoria colectiva gracias a la palabra, pero como menciona García Gual (2016):
Todos los héroes griegos están muertos, y lo estaban ya desde los inicios de la literatura que los ensalza. Sin embargo, la gloria de sus hazañas, tras su muerte, los reaviva en el imaginario popular; su fama es, en definitiva, lo que afirma la condición heroica, como una extraña victoria sobre su condición mortal. (p. 11)
Con base en la afirmación anterior, podría estar de acuerdo en que la fama sería esa piedra angular que hace que los héroes existan y pervivan en la memoria, y también sería ese lugar al que podríamos atacar para negar toda su existencia. Pues si los héroes son héroes gracias a la palabra, no habría más, que dejar de enunciarlos para acabar con sus vidas de una vez por todas.
Tal motivo me lleva a querer imaginar que un héroe no es, únicamente gracias a su fama. De ser así, la banalidad habría corroído sus hazañas y pensar en la idea de héroe se me haría imposible.
¿Existe tal ser llamado héroe?
Hoy nos alejamos de esa visión mitológica como sociedad para proclamar que si existen los héroes no los estamos concibiendo desde la postura de un personaje que media su vida entre la ambivalencia de la inmensidad de los dioses y las fragilidades humanas. Mejor, considero que, lo que podría denominar la cultura del mártir, se acerca más a esa percepción de héroe moderno, que, si bien aún trae algo de misticismo y de narrativa de heroicidad, no se engrandece por sus hazañas sino por su sufrimiento y su muerte.
Es decir, estaría hablando de un héroe que se acerca a las características más humanas, más frágiles, más sensibles, más corpóreas. En todo caso, más subjetivas, pues sus luchas no estarían definidas por la comunión de todos y todas, en su lugar, el individualismo plasmado en su figura de héroe también se vería reflejado en su individualismo de causa. Al contrario de lo que sucedía en los relatos de héroes mitológicos, donde en palabras de Cardona (2005) “A través de los personajes heroicos se inaugura una mítica colectiva que resalta la experiencia del héroe como ser individual, pero representa y encarna los ideales y los valores de una cultura que se legitima con él” (p. 53).
Aun así, no logro identificar un rostro, un sujeto o una figura que me permita estar calmo y resolver la pregunta sin adentrarme en un laberinto del cual no pueda salir fácilmente ni con un ovillo de hilo de oro. En lo que se traduce esto, es en que probablemente haya múltiples héroes o quizá ninguno, ya que, en la actualidad, ninguno abanderaría una causa que no divida, sectorice o incluso que hiera o deslegitime otras causas. De acuerdo con Campbell (1959), antes “el significado estaba en el grupo, en las grandes formas anónimas, no en la expresión individual propia; hoy no existe ningún significado en el grupo ni en el mundo; todo está en el individuo” (p. 341).
La obra de Ana Patricia Palacios es muy potente para fundamentar el sentido que le quiero dar a lo trazado anteriormente; en sus obras, se refleja un discurso y narrativa que me permite situar en el espacio de los contrastes con la idea de antihéroe que yace en su exposición. Allí resalta el valor de lo que yo antes precise como la cultura del mártir, pero además permite unir, entrelazar y traslapar la idea de Héroe y antihéroe hasta borrar su horizonte divisorio, convirtiendo a estas figuras en seres próximos y anónimos que, según Palacios en su entrevista para la Alianza Francesa de Medellín:
Viven su propia brújula moral y que se esfuerzan para definir y construir sus propios valores, opuestos a aquellos reconocidos por la sociedad, estos héroes no buscan reconocimiento, ni poder, ni fortuna; son sobrevivientes, son luchadores de sus propias desgracias; estos antihéroes son seres ordinarios, comunes, inteligentes, son campesinos o campesinas, ciudadanos o ciudadanas como usted y como yo. Son seres común y corriente que fuera de su voluntad se ven confrontados a guerras, conflictos y violencias políticas, sociales y económicas (Canal Alianza Francesa de Medellín, 2021, 47s-1m30s).

Figura 3. Palacios, Ana Patricia. (2021). De Héroes y Antihéroes [Dibujo, Pintura, Fotografía]. Medellín, Alianza Francesa. Portafolio de la artista.
De tal modo puedo pensar, que se ha desdibujado la imagen del héroe y ahora en nuestra sociedad estaríamos ante la presente hipótesis de que si hoy no hay héroe que no sea mártir, su muerte lo precede y su existencia nuevamente podría negarse rotundamente.
¿Cuál es el valor de tener héroes y consagrar mártires?
Quizá el valor se funja en ese intersticio de esperanza que tiene la humanidad al intentar comprender el mundo, al dotarlo de sentido, al deseo de encontrar orden donde sólo hay caos; en querer evidenciar la fragilidad de la vida y las proezas inalcanzables. Quizá esté en la necesidad de certeza que nunca llega, quizá es lo que necesitamos para avanzar frente a la insatisfacción, crudeza y desaliento en la acción de cambio, quizá se evidencia en la cita:
Los dioses sin los hombres están incompletos, pero los hombres sin los dioses no pueden ser; el abismo que separa las dos condiciones es insalvable, ni hombres ni dioses se pueden explicar cómo términos separados, en tanto cada uno de ellos se identifica por la carencia de las virtudes del otro (Cardona, 2005, p. 58).
Si modificara la cita, por: “los héroes sin los hombres están incompletos, pero los hombres sin los héroes no pueden ser…” sería más fácil y reconocible su valor aún difuso para mí. Todo esto para decir que, aunque todavía no lo veo claro, y quiera negarlo, sigo buscando mi héroe y lo seguiré buscando con aquella esperanza diferente a la mitológica y que seguramente si es que éste que existe, se asemeje más al David de Miguel Ángel Rojas.

Figura 4. Rojas, Miguel Ángel. (2005). El David 12 [Fotografía]. Bogotá, Colombia. Colección Banco de la República de Colombia
Un ser desnudo, mutilado, que muestra las tensiones de los músculos, posturas y rigidez del cuerpo y el alma, y a su vez, lo vulnerable del ser, de la vida, el dolor sentido y las penas guardadas para sí. Pues quizá mi héroe y el de todos y todas, no tenga rostro y sencillamente escuche nuestros tormentos desde una ventana contigua.
Referencias
Alianza Francesa de Medellín. (2021, 11 marzo). Entrevista Ana Patricia Palacios [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=rElegTsOfcQ
Barye, A. L. (s. f.). Teseo combatiendo al minotauro [Escultura]. París, Francia.
Campbell, J. (1959). El héroe de las mil caras (1.a ed.). Fondo de Cultura Económica.
-Del héroe mítico al mediático. Las categorías heroicas: Héroe, tiempo y acción. (2005). Revista Universidad EAFIT, 42(144), 51-68. https://biblat.unam.mx/es/revista/revista-universidad-eafit/articulo/del-heroe-mitico-al-mediatico-las-categorias-heroicas-heroe-tiempo-y-accion
-La muerte de los héroes (Edición estándar). (2016). Turner.
-Palacios, A. P. (s. f.). De Héroes y Antihéroes [Dibujo, Pintura, Fotografía]. Medellín, Colombia.
-Rojas, M. A. (2005). El David 12 [Fotografía]. Bogotá, Colombia.
Cómo citar:
Jaramillo, S. (2022). En la búsqueda del héroe. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4 (7). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2024/03/03/en-la-busqueda-del-heroe/
Fecha de recibido: 7 de diciembre de 2022 | Fecha de publicación: 3 de marzo de 2024
Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.
ISSN: 2711-144
