MIRANDO HACIA EL CIELO. ENTREVISTA A CAROLINA CASTAÑO

Looking to the sky. Interview with Carolina Castaño

Por: Manuela Molina Delgado

Estudiante de Artes Plásticas | Universidad de Caldas | manuela.molina29438@ucaldas.edu.co

Figura 1. Castaño, Carolina. (2011). Mirando hacia el cielo [Instalación]. Manizales: Pinacoteca Universidad de Caldas. Imagen cortesía del artista.

En esta entrevista se aborda la exposición “Mirando hacia el cielo” de Carolina Castaño Castaño, egresada de la carrera de Artes Plásticas de la Universidad de Caldas, Colombia. La muestra es fruto de un trabajo teórico-práctico a partir de la infancia como memoria-emoción y se presentó en la Pinacoteca, el 16, de Mayo del 2011.

Manuela Molina: ¿Por qué quisiste estudiar Artes plásticas?

Carolina Castaño: No sabía qué quería estudiar cuando salí del colegio. Mi mamá me tenía super apurada, me decía: “Póngase a estudiar. Usted ya va a terminar el colegio, inscríbase a algo”. Me presenté como primera opción a Derecho porque sentía que era super contestataria y dije: “Lo puedo hacer”; puse de segunda opción Desarrollo Familiar y pasé a esa. No llevaba ni la mitad del primer semestre y dije: “¿Yo qué estoy haciendo acá? Esto a mi no me gusta”. No cancelé ni siquiera el semestre, simplemente no volví a ir.

Tenía una amiga que acababa de entrar a Artes Plásticas. Ella iba a hacer los trabajos a mi casa y yo, sin comprender el arte porque era una pelada de 18 años sin saber qué quería con su vida, viendo todo lo que estaba haciendo dije: “Yo quiero”. Fue muy chistoso porque para entrar a Artes Plásticas era con examen y todo. Me acuerdo que ese día nos dijeron: “Dibujen lo que vean, hagan un dibujo de lo que quieran”. Yo había llevado una caja de colores de Prismacolor y dibujé el pelícano porque no tenía idea de qué más hacer; luego el profesor en la entrevista me preguntó: “¿Tú por qué dibujaste eso?” y yo: “Pues porque era lo que vi”. Fue muy chistoso: todo mundo con unos super dibujos y yo con el muñeco de Prismacolor. Pasé, yo pensé que no iba a pasar. Fue muy lindo, me gustó mucho. Nunca perdí una clase, nunca perdí materias y eso que en el colegio era la más vaga de la vida: me daba pereza todo. Eso sí, era super relajada: salía de clase y me iba a jugar cartas o a tomar vino dentro de la universidad. No me arrepiento de haber estudiado artes.

Manuela: En tu exposición “Mirando hacia el cielo” se pueden observar nubes, estrellas y corazones de diferentes tamaños, colores y materiales, al igual que un arcoíris y césped de papel celofán ¿Por qué decidiste usar estas formas, materiales y colores?

Carolina: La exposición se llama “Mirando hacia el cielo” porque a mí toda la vida me ha gustado caminar y ver el cielo, los colores, las formas y las nubes. En un principio quería llenar la Pinacoteca con césped pero dije: “Obviamente césped no se puede”, entonces pensé en pasto artificial pero salia super costoso. Luego se me ocurrió una idea: tenía una amiga que hacía tapetes con una malla, que es como una especie de anjeo, y dije: “Ya sé, voy a hacer tapetes de papel celofán. Uno de mis referentes eran los sonidos de los dulces: de pequeñita cuando alguien tenía un dulce y lo movía yo iba y le decía: ¿Me da?”, creo que nos pasaba a muchos. Me imaginé a la gente entrando a la exposición, pisando el tapete, tocándolo y quería que de alguna forma los llevara a ese sonido de la infancia.

El césped fue lo que me tomó más tiempo: nueve meses, haciendo un metro cuadrado por mes. Y eso que había gente que iba a ayudarme, cada uno con su aguja y echando chisme; me decían: “Te voy a visitar”, y yo: “Si vienen, me ayudan a tejer». Luego de un mes dije: “No, no voy a llenar toda la Pinacoteca porque se me van dos años”. Lo que alcancé a hacer fueron alrededor de nueve metros que los extendí como un camino de honor, largo, pero la verdad mi intención era llenarlo todo.

El proyecto se había convertido en algo muy personal y quería que fuera algo más general, entonces me puse a hacer entrevistas. Así fue como llegué al resto de elementos. No era súper selectiva: una vez le dije a un amigo: “Ey, tengo que hacer unas entrevistas” y me dijo disque: “¿Sí?, vamos que voy a ir a yo no sé dónde” y entonces por allá le decía a la gente: “¿Me puedes llenar esto?”. Preguntaba sobre la relación que tenían con su infancia, cuáles eran esos elementos, esos personajes que relacionaban con su niñez. Aparecieron entonces la nube, el corazón, el arcoiris, que al final también eran muy míos. Quise hacerlos con felpa porque los relacionaba con los peluches y la infancia. En eso me gasté menos tiempo que en el césped: los tenía súper craneados, tenía los moldes y lo cosí todo a mano.

Figura 2. Castaño, Carolina. (2011). Mirando hacia el cielo [Instalación]. Manizales: Pinacoteca Universidad de Caldas. Imagen cortesía del artista.

Figura 3. Castaño, Carolina. (2011). Mirando hacia el cielo [Instalación]. Manizales: Pinacoteca Universidad de Caldas. Imagen cortesía del artista.

Manuela: ¿Cuáles fueron tus referentes?

 Carolina: En esa época estaba en furor Ágatha Ruiz de la Prada con sus corazones, sus estrellas y todo. Había otra, Annette Messager, ella hacía personajes cosidos a mano y los pegaba sobre la pared, y Sarah Applebaum que hacía instalaciones super coloridas y tejidas. También en esa época me movían mucho Joan Miró y Paul Klee por sus formas y sus colores. De hecho, en una clase donde teníamos que hacer mimesis de obras, hice muchas de Miró; para mí él era el ser más increíble que existía.

Manuela: ¿Cómo reaccionaron los espectadores el día de la inauguración?

Carolina: ¡Nunca había visto a tanta gente que no quisiera salir de una sala de exposición! Ese día habían tres inauguraciones pero la sala mía estaba llena y la gente no se quería ir. Desde el principio tenía súper claro que quería hacer algo que no fuera solamente para adultos sino también para niños, entonces invité a grandes y chicos y si les daba por tocar que tocasen: los materiales eran suavecitos y no se iban a dañar si los tocaban y si se ensuciaban pues nada, era tela y no pasaba nada.

Se escucharon todo tipo de comentarios. Los profesores más clásicos no parecían muy contentos pero el resto si eran como: «Wow». Me acuerdo que Diego Escobar me dijo: “Ver esto por acá, esta exposición, es como estar en otro lugar del mundo, no en Manizales”. Además justo en mi corte la mayoría hicimos instalaciones y eso nunca se había visto en la universidad: todo mundo se graduaba con pinturas, esculturas, cerámicas, grabados y ya.

Lo que no me gustó fue que casi no abrian la sala: fue La Patria y un montón de gente a hacer registro de la exposición y no pudieron porque la sala estaba cerrada.

Figura 4. Castaño, Carolina. (2011). Mirando hacia el cielo [Instalación]. Manizales: Pinacoteca Universidad de Caldas. Imagen cortesía del artista.

Manuela: ¿Qué fue lo que más te gustó del proceso de creación?

 Carolina: ¡Ay, todo! Empezando por entender que todo lleva un tiempo. Trasnoché mucho pero me gustaba, lo disfrutaba porque era sentarme y escuchar música en mi casa: corría el comedor, la sala y tiraba todo al piso para coser; mi mamá decía: “Carolina, no estamos viviendo acá”. Sentía que era una cosa mía, era un tiempo que me tomaba para hacer y reflexionar frente al proceso: una forma de meditar. Yo siento que el arte para mí ha sido eso, un ejercicio de meditación. Cuando terminé la universidad se me olvidó todo eso y dejé de hacer arte. Al momento de retomarlo volví a esa idea: no es de afán, no es corriendo, no es cuando tú quieras sino que el mismo tiempo lo va definiendo.

Manuela: ¿Por qué quisiste trabajar el proyecto desde la memoria de la infancia específicamente?

Carolina: Creo que fue a partir de unos ejercicios que nos puso Diego Escobar en una clase. Teníamos que hacer un diario de un objeto que llevásemos a toda parte y consignar cómo interactuaba la gente con él; hice dos columpios con dos cojines impresos con fotografías de mi familia. Sentí que habían muchas más cosas que hacer: si tenía unos recuerdos super lindos de la infancia, ¿por qué no hablar de ellos?

De hecho, eso lo trabajo con los pacientes de la clínica. No lo abordo desde la infancia, porque sé que hay algunos que han pasado por situaciones muy densas, pero me gusta preguntarles por recuerdos lindos: siento que hace que el pensamiento se transforme.

Manuela: ¿Desde hace cuánto estás trabajando en la Clínica San Juan de Dios?

Carolina: Estoy reciente, llegué en septiembre de 2022. Yo me devolví en pandemia para Manizales, me dediqué a hacer arte, me dediqué a ser artista y como vivir del arte es tan difícil necesitaba conseguir otro trabajo. Lo he disfrutado mucho porque siempre he dicho que el arte funciona para muchas cosas y uno con los pacientes se da cuenta de eso. Pero no desde la imposición como en el colegio o en la universidad: si usted quiere hacer un árbol color fucsia hágalo, sin cohibirse; por ejemplo, hay un señor que representa la soledad con una cabra que se llama Luciana. Eso es el arte: una forma de expresión personal. El arte es terapia, el arte salva. Creo que es un lugar donde me podría quedar mucho tiempo.

Manuela: ¿Continúas trabajando con los conceptos de memoria e infancia?

Carolina: Sigo trabajando con la memoria, pero se ha ido transformando, finalmente todos hablamos de la memoria a nuestra manera. Cuando terminé la universidad salí peleada con el arte, me dediqué a otras cosas, me fui a vivir a Medellín y allí trabajé en muchos proyectos sociales. En la pandemia retomé el arte. Primero empecé con ilustraciones, dije: “Quiero volver a dibujar, hace muchos años no dibujo”. Me aparecieron retos de dibujo diario y empecé por ahí. Una amiga publicó una foto de ella cuando era pequeña y la dibujé; después de eso el ejercicio que hice fue decirle a todos mis amigos que me pasaran fotos de ellos cuando eran pequeños, los dibujaba y se los regalaba. Fue lindo porque era volver a la idea de la memoria. Después Laura Puerta me invitó a hacer una exposición en La Jaus, “Estas no son copias”, en la que expuse reinterpretaciones de arte clásico, moderno y colombiano, esta exposición a su manera también sigue siendo un trabajo sobre la memoria.

Figura 5. Castaño, Carolina. (2021). Estas no son copias [Pieza de invitación]. Manizales: La Jaus. Imagen cortesía del artista.

También tengo otro proyecto que está en proceso. Me di cuenta que yo no había hecho un duelo por mi papá, que murió cuando yo tenía once años. El año antepasado encontré un libro, “Cómo Maté a Mi Padre” de Sara Jaramillo, que cuenta la historia de la autora cuando era pequeña y de su papá, que lo mataron. Entonces dije: “Juepucha, yo nunca he hecho una cosa así”, aunque hice guiños en “Mirando hacia el cielo” se suponía que no tenía que hablar de eso si ya lo había superado. Ahorita estoy en proceso de investigación, de escritura y de búsqueda de elementos. Me gustaría que el proyecto no se quede en algo solo mío, sino que se aborde desde lo colectivo: siento que lo que me pasa a mí le pasa también a muchas personas: lo chévere, lo malo, lo bueno y qué interesante conversarlo.

Cómo citar:

Molina, M. (2023). Mirando hacia el cielo. Entrevista a Carolina Castaño. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4 (6). Disponible en:https://portal-error-1913.com/2023/10/11/mirando-hacia-el-cielo/

Fecha de recibido: 7 de enero de 2023 | Fecha de publicación: 10 de octubre de 2023

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144