Let the hysteria show. An essay on Feliza Bursztyn
Por: Ana María Yepes Pava
Estudiante de artes plásticas | Universidad de Caldas |ana.11911203@ucaldas.edu.co
Figura 1. Feliza Burztyn (1979) Butsztyn soldando en su estudio en Bogota. Foto: Rafael Moure. Publicada por Artishock
Me encuentro lejos de casa, entre chatarra, sudor y desechos después de soldar todo el día; tomando un pequeño descanso llega a mí un recuerdo y busco inmediatamente en mi cartera un tesoro cuyo valor no comprendía hasta este momento: es una estampita sagrada, no de una virgen sino de Feliza Bursztyn, admirablemente ilustrada por Carolina Castaño.
“¡Feli, Feliza!,
Que tus poderes transformadores me guíen. Que donde quiera que vaya, vea arte.
Que donde otros vean basura, yo vea nuevas formas de crear.”
Figura 2. Carolina Castaño. (2022). Feliza Bursztyn. Ilustración para NOMUSEO
Aquí es cuando realmente sentí el peso de este hermoso regalo, pero también el peso de las miradas que me juzgan. Retomemos esto desde el meollo del asunto. Soy mujer en un mundo que se ha dedicado a silenciarnos, un mundo para hombres que siempre intentan “ayudarme” a hacer mi trabajo porque: “pobrecita, no puede sola, tiene útero y eso la hace ser inferior y débil”. El útero que, entre sus datos más relevantes y poco conocidos, “es el músculo más fuerte de todo el cuerpo, ya que durante la gestación tiene la capacidad de expandirse 10 veces su tamaño y soportar 150 veces su propio peso” (Kane, 2017).
Pero, si el útero es un órgano tan mágico, ¿por qué se ha generado tanto conflicto en torno suyo a lo largo de la historia? Para hablar de esto es necesario remontarnos al siglo XIX, época donde se registró el primer caso de histeria, comprendida como una enfermedad mental y emocional, debida a predisposiciones en la conducta femenina [1] [1]. En pocas palabras, se creía que la mujer nacía enferma por el hecho de tener útero y que este era la causa de todos sus males. Cuando realmente la histeria no era otra cosa que la muestra de la incomprensión y de los prejuicios que los hombres han tenido sobre las mujeres.
La histeria no solo fue ejemplo de la hegemónica negligencia masculina, también fue canto en las manos de las esculturas sonoras de Feliza Bursztyn, quien, gastando casi todo su dinero en tocadiscos y recortes de aluminio, pudo dar vida a criaturas que reclamaban su lugar en el universo. Histéricas nace en 1968, época de transición donde el feminismo, los avances tecnológicos, la economía liberal y un campo político dinámico tenían como exigencia levantar la voz y las miradas de las mujeres en el arte y en el circuito sociocultural para apadrinar nuevas formas de creación. Cintas de aluminio que se levantan, se enrollan, giran sobre un tocadiscos que grita y se impone como un bebé que acaba de nacer; de nacer mujer y que alza su voz para evidenciar que importa, que tiene necesidades y es mucho más que sólo vagina, vulva y útero: es magia, vida y vida para defenderla en sororidad.
Figura 3. Feliza Burztyn (1968) Histericas. Muzeum Sush. Foto Annik Wetter. Publicada por Artishock
Feliza deja la sumisión para perturbar al mundo, no sólo con su obra sino con su ejemplo como mujer: mujer escultora y, ¿quién sino las mujeres para perturbar miradas machistas que no esperan nada más de nosotras que ser una muñeca de colección? Pero de esta no tenía en sus bodegas Mattel; una mujer con tacones rojos, collar de perlas y vestido de gala, sobre el cual lleva un peto de cuero, guantes de soldador y una máscara fotosensible, en un taller: bella escena surrealista en la que Feliza tuvo que llenarse de desecho, casi como el polvo de un hada de la noche[2].
Feliza fue la primera mujer judía en divorciarse en Colombia, según ella se casó 5 veces por vicio: “¡Los hombres me encantan! Me parecen una maravilla de invención, que hay que cuidar. El problema según creo yo, es social, cultural y político. No sexual” (Ospina, 2019). Además, tuvo tres hijas que vivieron de cerca su evolución e inesperada muerte en un país que no estaba preparado para ella: una mujer que levantara la cabeza e invitara a las otras a hacerlo. Loca, histérica como ella sola, fue exiliada por el gobierno de Turbay y poco tiempo después murió, como decía Gabo, disco rayado, ya que no soportaba la idea de estar lejos de su tierra, falleciendo entre sus amigos en Francia con sus pulmones cansados de respirar soldadura y su corazón letárgico de tanto llorar. Una mujer que no se ve ni se nombra hoy en día, a no ser por otras mujeres que la buscan y encuentran consuelo en su historia; porque aquellos pocos hombres que hablaron de ella o bien lo hicieron en tono sarcástico o bien fueron silenciados, porque ser mujer en un mundo machista, luego en el arte y por último en la escultura, parecía ser indicio de olvido.
Hoy vuelvo al taller con miradas aún más variadas, incrédulas pero de fascinación, alguna que otra con envidia, pero eso es lo que quiero, que se note la histeria: que hablen bien o mal pero que hablen, no sólo de mí, de nosotras, de las pintoras, dibujantes, curadoras, montajistas, escultoras, entre otra infinidad de mujeres que somos parte de las bases más fuertes que esperan el futuro y son, hoy, el arte en Colombia.
Notas
[1] En Wipedia se explica la histeria con las siguientes palabras: “La histeria es un término que se usa coloquialmente para referirse a un exceso emocional ingobernable y puede referirse a un estado mental o emocional temporal. En el siglo XIX, la histeria se consideraba una enfermedad física diagnosticable en la mujer. Se supone que la base para el diagnóstico operó bajo la creencia de que las mujeres están predispuestas a condiciones mentales y conductuales; una interpretación de las diferencias relacionadas con el sexo en las respuestas al estrés. Muchas personas influyentes, como Sigmund Freud y Jean-Martin Charcot, dedicaron investigaciones a los pacientes con histeria. Actualmente no se reconoce la histeria como una enfermedad y se considera que su diagnóstico se debió a un sesgo de género. El diagnóstico general de histeria se ha fragmentado en innumerables categorías médicas, como epilepsia, trastorno histriónico de la personalidad, trastorno de conversión, trastorno disociativo u otras afecciones médicas.” (Wikipedia, 2023)
[2] En palabras de Olga Lucía Escobar “Feliza Bursztyn Rzeznik nace en Bogotá el 8 de septiembre de 1933. Escultora de ascendencia judía polaca, decide realizar sus obras con materiales de desecho no convencionales entonces, como chatarra, acero inoxidable, telas y motores entre otros, creando esculturas de mediano formato con movimiento y sonido y otras monumentales. Pertenece a la primera generación de artistas colombianos que piensan en instalaciones y ambientación de espacios generadores de experiencias con el público. Realiza sus estudios en arte y escultura en el Art Students League de Nueva York y en la Academia Grande Chaumière de París.”(2019)
Referencias
Kane. (2017). 11 datos asombrosos que debes saber sobre tu útero, mujer. https://www.caminarsanando.com/2017/09/11-datos-asombrosos-que-debes-saber.htm
Wikipedia. (2023). Histeria. https://es.wikipedia.org/wiki/Histeria
Escobar, Olga Lucía (2019). Feliza Bursztyn Rzeznik. https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Feliza_Bursztyn_Rzeznik
Ospina, Lucas (2019). Feliza Bursztyn: «En un país de machistas, ¡hágase la loca!» https://cerosetenta.uniandes.edu.co/feliza-bursztyn-en-un-pais-de-machistas-hagase-la-loca/
Soldando locura. Primera retrospectiva de Feliza Bursztyn fuera de Colombia. (2022). Artishock. https://artishockrevista.com/2022/02/03/soldando-locura-primera-restrospectiva-de-feliza-bursztyn-fuera-de-colombia/
Cómo citar:
Yepes, A-M. (2024). Qué se note la histeria. Un ensayo sobre Feliza Bursztyn. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 4 (6). Disponible en: https://portal-error-1913.com/2024/10/02/que-se-note-la-histeria/
Fecha de recibido: 9 de septiembre de 2024 | Fecha de publicación: 2 de octubre de 2024
Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.
ISSN: 2711-144



