OBJETOS ENTRETEJIDOS: Sobre La desaparición de Elaine Coleman

Interwoven Objects: About The Disappearance of Elaine Coleman.

Por: Salomé Hincapié Salazar

Artista Plástica | Universidad de Caldas | maria.11715636@ucaldas.edu.co

Figura 1. Vista general. (2022). Pereira: La desaparición de Elaine Coleman, VIII Cohorte MEC. Fotografía: Camila Barragán Ovalle

Elaine Coleman es un recuerdo difuso. Difuso porque no hay certeza de que ella haya existido, es probable que no y si lo hizo, pasó totalmente desapercibida, como si se tratase de una figura fantasmagórica. Como cuando vamos de viaje en carro y estamos justo al lado de la ventana y decidimos observar a través de ella, a la espera de llegar a nuestro destino; mientras el auto está en movimiento, no observamos imágenes muy claras, pero pareciera que en nuestra memoria todo se almacena de manera precisa, tanto así que, por ejemplo, podemos llegar a decir que pasamos por una montaña, pero en realidad no hay manera de confirmarlo. Los seres humanos tenemos una necesidad desesperada por recordar, quizá para no desaparecer.

La fragilidad es algo fugaz en este mundo aparentemente veloz y, pocas veces, solo cuando nos detenemos, somos conscientes de lo que nos rodea. Tendemos a la desaparición y nuestra propia existencia, a medida que pasa el tiempo, se volverá más difusa. Nuestro ser deja de estar, pero los vestigios que dejamos en otros cuerpos quedan presentes. Solo cuando prestamos atención a esos rastros nos damos cuenta que alguien habitó ese espacio, es una imagen muy fuerte porque entonces, ¿qué es aquello a lo que le damos nuestra atención? ¿Solo nos importan las personas o cosas cercanas?, ¿o será que simplemente vivimos tan vagamente por el mundo que nunca llegamos a imaginar que alguien puede desaparecer?

A partir de un cuento de Steven Millhauser surge la exposición de la VIII Cohorte de la Maestría en Estética y Creación (MEC) de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP); en la que se intenta reunir y hacer relaciones entre los vestigios de lo que pudo haber sido Elaine. Todos los objetos y cuerpos son contenedores de memoria y al ver la disposición de las obras, se siente que se intenta traer de nuevo a Elaine desde la ficción. Cualquiera puede inventar su propia historia a través de ella, incluso hacer parte de la misma. Al desaparecer o desvanecerse, lo único que queda visible son los objetos que nos acompañaron en nuestra existencia, así que ahora lo que tiene importancia no es la persona, sino las cosas que la acompañaban y quedan a merced de los demás para que hagan sus propias conjeturas. La sala es pequeña, en ella está el esqueleto de una cama, una caja de recuerdos, el espejo, la lámpara, una radio, cortinas, llaves y un cofre, objetos que acompañan el espacio expositivo para tratar de convertirlo en una habitación; lugar donde por última vez, según la investigación de la policía, estuvo Elaine Coleman. Todas las obras tienen un objetivo en común: tratar de reconstruir una memoria fragmentada, una memoria que nadie sabe si es del todo cierta. La exposición nos invita a ponernos en el rol del investigador e intentar construir una narrativa a través de una serie de objetos, objetos que llegan a darle vida a un rostro que nadie recuerda.

Figura 2. Mapa de relaciones. (2022). Pereira: Exposición, la desaparición de Elaine Coleman, VIII Cohorte MEC. Fotografía: Camila Barragán Ovalle

Algunas obras pasan desapercibidas, como la misma Elaine, por eso es que al ingresar a la sala hay que mirar con cautela, con esa curiosidad de detective que tenía el narrador del cuento, porque es muy fácil olvidar ciertas piezas que requieren de atención. Aunque la intención de esta exposición es que se vea como algo conjunto, no puedo evitar destacar algunas obras porque fui encontrando puntos en común. Encuentro una estrecha relación entre las imágenes difusas y la presencia marcada de la ausencia en Directamente proporcional de David Tobón, una obra que reúne a través de unos hilos, una gráfica, una planta marchita y una serie de alimentos podridos; y Reverberar de María Carolina Salcedo, un espejo intervenido para ocultar su reflejo.

Figura 3. Tobón, David. (2022). Directamente proporcional. Pereira: La desaparición de Elaine Coleman, VIII Cohorte MEC. Fotografía: Salomé Hincapié
Figura 4. Salcedo, Maria. (2022). Reverberar. Pereira: La desaparición de Elaine Coleman, VIII Cohorte MEC. Fotografía: Salomé Hincapié

También encuentro una relación entre las obras sonoras de Erika Orozco y Lina Guevara, la ausencia de Elaine se hace presente en el espacio; el sonido es la fuente principal a la que acudimos cuando queremos pensar en alguien que ya no está. Lo primero que intentamos recuperar es su voz, sus pasos y su respiración, creo que eso es lo que define al cuerpo material; al alimentar nuestros cuerpos a través del sonido, se despiertan todos los sentidos y tejemos relaciones que es, en esencia, a lo que invita esta exposición.

Figura 5. Orozco, Erika. (2022). Atesorar un día. Pereira: La desaparición de Elaine Coleman, VIII Cohorte MEC. Fotografía: Salomé Hincapié
Figura 6. Guevara, Lina. (2022). El último suspiro. Pereira: La desaparición de Elaine Coleman, VIII Cohorte MEC. Fotografía: Salomé Hincapié

La imagen de la ausencia y el olvido está inmersa en todas partes, en algunas obras es más literal, en otras no es tan evidente. Elaine ya no está, pero es claro que su aparente desaparición tiene consecuencias. A pesar de que se ha convertido en una ausencia presente, el resto de la vida sigue su curso; la planta muerta, el tomate podrido, el ruido, la impotencia de no poder verse al espejo, querer regresar a la posición fetal para volvernos a transformar, el ciclo infinito de la memoria, son ahora la manera en la que podríamos recordarla, en la que podríamos recuperar su existencia e incluso pensarnos a nosotres mismes. Finalmente, es una imagen que se vuelve un poco nostálgica porque nos hace pensar en lo que pudo ser y en lo fuerte, nuevamente, de tener que llegar hasta este punto donde no tenemos la posibilidad de que este cuerpo nos cuente quién era y tengamos que reconstruir desde las cenizas ¿Quién de ahora en adelante será su cuerpo?

Elaine Coleman es ahora una infinidad de memorias, una infinidad de objetos entretejidos por las relaciones que podamos recordar.

Notas

[1] La exposición La desaparición de Elaine Coleman se realizó el viernes 27 de Mayo del 2022, en la Sala de Proyectos Maestría en Estética y Creación de la Universidad Tecnológica de Pereira. Fue una muestra de estudiantes de la VIII cohorte en torno al relato de Steven Millhauser, en el marco del seminario “El cuerpo en la modernidad literaria: roces, violencias, desapariciones”, impartido por el profesor Rigoberto Gil Montoya. Compartimos el texto curatorial escrito por Erika Orozco Lozano: “Un rastro, la evidencia de una desaparición ¿Quién era Elaine? ¿Cómo encontrarla? ¿Cómo eran sus objetos? ¿Qué ocultan? ¿Cómo buscar a una persona a la que se recuerda vagamente? La hipótesis de que Elaine nunca salió de su habitación es cautivante, quizás quedó atrapada en sus objetos. Solo queda una escena y la intención de seguir sus acciones, sus ausencias, el murmullo de sus pasos, una planta marchita, un tomate descompuesto ¿Pudo acaso desaparecer, entre ensueños y pesadillas, en una cama que aún palpita? ¿Acaso Elaine merecía nuestra indiferencia? Tal vez ahora solo sea materia en tránsito, en descomposición, un cuerpo que ha desaparecido para ser pliegue, costura, una huella en el colchón, en las cortinas, en la radio, en las llaves, en las ventanas…una mirada que omitimos, un espejo sin reflejo. En esta exposición se encuentra un rostro, varios rostros, después de todo eso es lo que ocurre cuando se ve a alguien sin verlo, nos convertimos en una aparición para nosotros mismos. Una luz nos indica un lugar cálido donde reconfortarnos de nuestra presencia, de nuestros rumbos, pero en lugar de eso encontramos cenizas, vestigios, raptos o fugas. Elaine es ahora un cúmulo de relaciones, de tejidos sueltos e interrogantes”.

Como citar:

Hincapié, M-S. (2022).Objetos Entretejidos: Sobre La desaparición de Elaine Coleman. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo. 1 (3). Recuperado de: https://portal-error-1913.com/2022/10/20/la-desaparacion-de-elaine-coleman/

Fecha de recibido: 12 de Agosto de 2022 | Fecha de publicación: 20 de Octubre de 2022

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144X

REGRESO AL LUGAR. Una historia sobre el primer Festival

Return to the place. A story about the first Festival

Juliana Ceballos Rojas

Maestra en Artes Plásticas | Universidad de Caldas | julianaceballosrojas@gmail.com

Figura 1. Cartel promocional (FIAC, 2016). Imagen cortesía FIAC

Este texto hace parte de un ejercicio de reflexión propuesto por el Semillero Mediaciones y Teorías del Arte de la Universidad de Caldas, en torno a la manera en que los estudiantes han vivido las distintas versiones del Festival Internacional de Arte Contemporáneo de Manizales

Piense en el 2016… Si a usted le interesa el arte y es del eje cafetero, cualquiera que sea el acontecimiento que venga a su cabeza de ese año, seguramente va a estar relacionado de alguna forma con el FIAC. De hecho, la segunda mitad del 2016 podría representarse con un sentimiento de nostalgia: el hecho de mirar al pasado tratando de rehacer una serie de acontecimientos, implica pensar el presente construido sobre esos hechos y el camino explorado para llegar a lo que somos hoy.

La salida de casa

Para mí, el 2016 fue un año de numerosos descubrimientos gracias a un intercambio académico que realicé en el pregrado en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional, sede Bogotá. Al provenir de una pequeña ciudad periférica, hubo muchas cosas que me causaron impresión al enfrentarme a la monstruosa metrópoli; así que por más que intenté enfocarme exclusivamente en cuestiones artísticas, siento que todo terminó girando en torno a la cotidianidad: la vida universitaria, las relaciones, caminar, comer, el movimiento, residir; todo ello tuvo implicaciones en mis formas de pensamiento y producción artística.

Un mar en movimiento constante, la capital es donde confluyen todos los ríos de la periferia, el lugar donde todo se valida y suceden los grandes eventos de los que con suerte nos enteramos por medios y redes sociales sin poder experimentar la percepción de propuestas e ideas flamantes. Me parece abrumador pensarse como parte de aquel circuito de reflexiones y objetos extraños, construyendo conceptos colectivos mientras me cruzaba con aquellas personalidades que contribuyen a la mutación del arte en Colombia.

Fueron entonces casi seis meses de ser una foránea en mis habituales formas de percibir el mundo y mi pertenencia a él. Lamento el tono melancólico, había finalizado una de las etapas más simbólicas de mi vida universitaria, pero en ese momento no contaba con que el regreso al lugar de origen tuviera implicaciones tan importantes en mi formación artística y la evolución de las artes plásticas a nivel local.

El regreso al lugar

El retorno implica de nuevo marcharse: recoger, empacar, trasladarse, cargar con el peso de los objetos y dejar un espacio vacío. El punto de origen fue mi partida, así que verme en el lugar donde inició todo, era realmente valioso. En ese momento, con el bagaje de una historia de la cual podía partir para proponer otras perspectivas, sentía que tenía argumentos y conocía diferentes metodologías para comparar la formación que estaba recibiendo con la pertinencia de ésta en la actualidad. Así que por frustrantes que fueran las dinámicas de los talleres y arcaicos los procedimientos de enseñanza de muchos docentes, había muchas luces al final del camino en la rebeldía de escapar de la anacrónica modernidad de Bellas Artes, esto sucedió al trabajar en la producción del Festival Internacional de Arte Contemporáneo.

Pertenecí a ese edificio, el Palacio de Bellas Artes, durante seis años y viví muchos de los eventos que se proponen desde allí, siendo uno de los pocos lugares con la autoridad de plantear sucesos contextuales de artes plásticas en la ciudad. La actitud pasiva fue uno de los motivos para mudarme a un lugar de actividad constante y competencia; sin embargo, Zona de Encuentro fue uno los eventos que más recuerdo, un espacio significativo de reflexión sobre lo que se proponía académicamente y cómo se podían abordar de manera crítica aquellas ideas. Tristemente, hasta ese momento lo que se planteaba tenía una suerte de “el perro que se muerde la cola”, porque su alcance era la misma academia y a la vez la academia era su crítica más tirana. En contra de todo obstáculo, la escuela había sido visitada por personalidades de gran reconocimiento: el actual curador del Museo de Arte Moderno de Bogotá, Eugenio Violla, la reconocida performer María José Arjona y, como antecedente más próximo al FIAC, desde Arte por la Vida llegaron a la academia artistas de nivel internacional como Gonzalo Puch Orta, Jeffrey Sippel y SinQuenza, sus propuestas despertaron completamente el extrañamiento desde lo pedagógico, lo expositivo y lo creativo.

Esto planteó un precedente para pensar que nuestros recursos no eran exclusivamente locales, sino que podíamos optar por explorar los alcances del arte contemporáneo para proponer experiencias contextuales, tanto para la comunidad académica como para el medio cultural manizaleño.

Así es como comienza a componerse el Primer Festival Internacional de Arte Contemporáneo en Manizales, con una producción admirablemente organizada a manos de los mismos estudiantes del pregrado en Artes Plásticas de la Universidad de Caldas con la coordinación de los docentes Alejandra Paola Murcia, Sebastián Rivera y Pedro Antonio Rojas, se propuso el arte contemporáneo como hilo conductor del evento con mayor actividad cultural de artes plásticas y visuales para la ciudad.

Quiero retomar mis recuerdos de estudiante, para traer a colación lo revelador que es enfrentarse a la producción y logística de un evento cultural, en lo que puede significar una eficiente forma de aprender resolución de problemas. Así que destaco con orgullo el hecho de que parte del éxito se haya dado por el compromiso de los comités de estudiantes que estuvieron siempre al tanto del desarrollo de cada momento del Festival. Siento que volver al programa para este momento fue una manera muy significativa de recorrer de nuevo mi ciudad. Los eventos de larga trayectoria habían sido los únicos con capacidad de activar la mayoría o totalidad de lugares expositivos de Manizales, ninguno como el Festival con acceso completamente libre, con prácticas artísticas actualizadas y con la intención de construir discursos pertinentes en la contemporaneidad.

Para que ello se llevara a cabo, el Festival se compuso bajo tres líneas curatoriales: Regreso al lugar, Mediaciones e Inmediaciones y Prácticas de Resistencia. Aunque cada una de ellas fue increíblemente pertinente para pensar la relevancia de las prácticas artísticas para un espacio y tiempo como el nuestro, siento que la línea Regreso al lugar hablaba de todo lo que yo estaba esperando que sucediera en Manizales: Un arte contextual.

El arte contextual

La memoria tiene autonomía, no controlamos lo que se archiva en ella. Por lo menos puedo decir que tengo muchos vacíos en los recuerdos de las experiencias que he vivido y sé que con facilidad puedo recurrir sólo a los momentos que más me afectaron. Un ejemplo de ello es el espacio que tuvimos en el Laboratorio con Franklin Aguirre, allí pude revivir mis clases en la Nacional y podía enamorarme una y otra vez del arte; pude compartir ese momento con mis compañeros de siempre, con los que nos imaginábamos las posibilidades de nuestra escuela y ahora estábamos viviendo que se hacía realidad lo que siempre estuvo en nuestro imaginario.

Figura 2. Ideación, objetualización y puesta en contexto de practicas artísticas contemporáneas (Franklin Aguirre, 2016). Imagen cortesía FIAC

El festival me permitió crecer en lo emocional, comprender el mundo cuando hay choques, incomodidad y extrañeza, debido a experiencias confusas en las que nos envuelve el arte. La acción Enraizando elementos del Semillero de Investigación en Performance es uno de esos momentos que perduran muy vívidos en mis recuerdos por su intensidad. Le agradezco al arte esos momentos de incomodidad e incertidumbre que me mantienen cuestionándome todo el tiempo sobre los límites del sentir, el pensar y el actuar; no todos los días se ve a un grupo de personas cavando en el suelo con sus propias manos para después comer y embadurnarse la tierra, con la audacia de ofrecerle a los espectadores repetir dichas acciones y que, increíblemente, encuentren quién se atreva a hacerlo.

Figura 3. Enraizando elementos (Semillero de Investigación en Performance, 2016). Imagen cortesía FIAC

Manizales es un lugar muy complejo en términos participativos. Los mismos productores de arte, somos pésimos consumidores culturales y eso nos quita el derecho a exigirle interacción o por lo menos, una participación pasiva al público general. Sin embargo, tratándose de una ciudad con una considerable población joven, tenemos esperanza de que la formación de públicos (así sea un proceso lento) es una actividad posible y requiere constancia.

Volviendo a la idea de que los productores culturales, somos increíblemente pasivos en la actividad cultural, esto justifica que la crítica de arte tenga aún mucho recorrido por conocerse y que, hasta el día de hoy, los eventos son narrados en una dinámica de “teléfono roto”. Sin embargo, para no quitarle crédito a esta ancestral acción del voz a voz, la narración cotidiana propicia un discurso más sentimental y subjetivo, que técnicamente crítico; por lo que el valor recae en el haberme encontrado de nuevo con personas que no veía hacía tiempo y el Festival fuera la excusa para discutir la actualidad del arte.

Creo que nadie se imaginaba un final tan significativo como las palabras de Paul Ardenne, el invitado cuyo texto inspiró las líneas curatoriales del Festival, nos compartió un discurso pertinente para lo que debería proponerse desde el arte actualmente. Eso, tuvo completa coherencia con lo que hizo el Festival: activó una academia que parecía atrapada en el tiempo para proponerle a una ciudad inmóvil un conjunto de actividades disruptivas. Un evento cuya máxima fuerza fue la fe, movidos por la intuición de una primera vez, resolviendo problemas inesperados e inmediatos en el camino.

Figura 4. El artista y el contexto real: Lo más cercano de la vida (Paul Ardenne, 2016). Imagen cortesía FIAC

Hoy que estamos pensando el pasado mientras sucede el Quinto Festival de Arte Contemporáneo, podemos leer con certeza la evolución de un evento que continúa marcando precedentes para cada uno de los espacios y personas involucradas, dejando articulado un Festival de Arte para que las generaciones siguientes adquieran la experiencia de la producción cultural desde nuestra academia y en la formación de un público complejo. Mientras se da esta versión retrospectiva, me es inevitable pensar que es en el pasado donde residen aquellos momentos que hacen del presente un espacio estable y certero, a pesar de que estemos experimentando la nostalgia de lo que fue y la incertidumbre de lo que está por venir.

Como citar:

Ceballos, J. (2020). Regreso al lugar. Una historia sobre el primer festival. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 1(3). Disponible en: https://portalerror1913.com/2020/11/03/regreso-al-lugar/

Fecha de recibido: 30 de octubre de 2020 | Fecha de publicación: 2 de noviembre de 2020

Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.

ISSN: 2711-144X