The curatorship as an artistic production. An interview with Juliana Ceballos Rojas
Por: Valentina Grisales Giraldo
Estudiante de Artes Plásticas | Universidad de Caldas | valentina.11714438@ucaldas.edu.co

Valentina: Hoy hablaremos de la exposición “En esta vida ya no fue”, en la que estuviste a cargo de la curaduría. Me encantaría que comenzáras contándonos ¿Cómo comenzó este proyecto curatorial? Pensando en las personas que no tuvieron la oportunidad de asistir y que están leyendo esta entrevista.
Juliana: La exposición fue un trabajo asignado para la clase Taller de expresión III. Para ese punto de la carrera, debes tener definido ciertos intereses, un lenguaje propio y es el momento de enfrentarte a una exposición individual. Sabiendo que tenía el espacio para realizar algo propio dentro de la ciudad, me propuse afirmar que una forma de producción artística también es realizar curaduría. Durante mi formación artística tuve acercamientos a proyectos curatoriales, con mis compañeras Andrea Ospina y Laura Sánchez, nuestros intereses para el momento giraban en torno a la teoría y la investigación. Mi formación en curaduría se la debo a mi mentor Diego Escobar, cuando él estuvo en la escuela de Bellas Artes hubo muchos procesos de investigación en el tema de la mediación curatorial súper importantes que me parecen hitos que deberían replicarse. Considero que cuando él salió de la escuela, se evidenció un gran vacío en torno a esta temática, es algo que debe analizarse: los vacíos y las ausencias en la investigación, la mediación y la formación artística en la ciudad.
En primera instancia, estaba buscando qué podía realizar que fuera pertinente para la ciudad, incluso en algún momento me planteé trabajar con la colección del Centro de Museos, pero, en realidad no era tan sencillo porque el convenio con ellos era un poco informal. Tenía la oportunidad de trabajar en una sala, pero no era un trabajo conjunto con la institución y por esta razón fue que decidí hacer la exposición individualmente y conseguir las obras con las que iba a trabajar. Empecé a preguntarme sobre los vacíos de la academia y la pertinencia de la exposición para la ciudad. Un día hablando de la curaduría con Sebastián Rivera, el tutor del Taller, pensando y cuestionándonos las cosas que no pasaron y que ya no fueron, el maestro menciona la frase “En esta vida ya no fue”, y ese fue el detonante. Comienzo a trabajar con esta expresión, a preguntarme por la posibilidad de otras vidas, otras temporalidades, lo que ya no pasó, el arrepentimiento, el agotamiento del tiempo y la ficción. Todo esto era algo que me había llamado mucho la atención desde muchos ámbitos como lo plástico, lo literario y lo visual, por lo que muy emocionada, planteo un texto donde le proponía a los artistas preguntarse las mismas cosas que yo me había preguntado al escuchar la frase.
Algunos artistas fueron seleccionados e invitados personalmente y también se realizó una convocatoria abierta para todo el país. Una ventaja que tenía, era que el Centro de Museos de la Universidad era una institución reconocida con renombre a nivel nacional y, por esta razón, para la convocatoria se presentan entre 110 y 115 personas lo cual considero es un número bastante alto. En total fueron 5 piezas seleccionadas por convocatoria y 3 por invitación . Teniendo las obras, empecé a plantear el recorrido y la interacción con el espacio de la sala. Hay muchos aspectos dentro de la producción curatorial que me parecen muy emocionantes, como la capacidad de generar diálogos con el espectador, plantear esos diálogos entre las mismas obras e incluso la temática que se genera entre el espacio y las piezas. Así fue, lo que comenzó siendo una frase que suele ser de uso popular, no muy cotidiana, me sirvió de punto de partida para comenzar una investigación para una curaduría sobre tiempo y ficción.

Valentina: Realmente me emociona mucho escucharte, porque es el detrás de cámaras de una producción artística enorme que demanda mucho trabajo. También me encanta que pongas al curador al nivel del artista, porque considero que se tiene una idea muy ambigua de las funciones que desempeña un curador en medio de una exposición, por lo tanto, quisiera que nos aclararas desde tu experiencia ¿Qué es ser un curador, la importancia y su función en medio de las exposiciones?
Juliana: Es algo complejo. No sé si conoces ese relato que dice que, si estás en una isla y en ella se encuentra un artista, un curador y un galerista y entre los tres debes escoger a uno de ellos, ¿a quién salvarías? Me parece que la respuesta correcta será salvar el artista, porque sin él no pueden existir los otros, el artista siempre será el protagonista, porque es el que pone no solo los objetos sino también las preguntas. Pero, eso no quiere decir que se le quite mérito al trabajo de las otras personas. En este momento, la curaduría es una forma de mediación, porque el arte es una forma de acceder al conocimiento. El trabajo del curador consiste en plantear los diálogos, los recorridos y los textos que le permitirán al espectador leer claramente lo que quiere decir el todo de la exposición y a la vez cada obra individualmente.

En mi caso, propuse el recorrido de tal manera que, a pesar de la diversidad de técnicas, se evidenciara la conexión entre las obras expresadas a través de un relato o cuento, que tuviera un inicio, un nudo y un desenlace que permitiera que la exposición se leyera de una forma lineal. Entonces, esta fue la manera mediante la cual pude organizar la exposición (a pesar de la diversidad entre las obras y de no tener un sentido muy claro en la realidad que nosotros vivimos). Mediante la disposición en el espacio se logró plantear el recorrido para darles por sí mismo un sentido más preciso.
Según mi experiencia, cuando tomas el rol de curador hay muchas responsabilidades de las cuales debes hacerte cargo y es algo que no debe hacerse ni por renombre, ni muchos menos tomarlo a la ligera. Se debe ser consciente que tienes que dialogar con los artistas, hablar con los responsables de la sala, plantear una preproducción, una producción y una posproducción. Tengo un gusto muy lindo por estas responsabilidades, recuerdo que hubo momentos donde las personas se acercaron a preguntarme qué era lo que estaba sucediendo, que si era una fiesta o un banquete, sentí que todas esas opiniones alimentaron la exposición de alguna u otra forma.
Valentina: Mencionaste anteriormente que la exposición se llevó a cabo en El Centro de Museos de la Universidad de Caldas, entonces según tu experiencia allí, ¿Qué significó pensar la exposición en ese lugar?
Juliana: La verdad eso fue una súper suerte, porque los lugares de exposición se distribuyeron mediante una rifa y el hecho de que me tocara esa sala específica y esa fecha fue algo sorprendente. No había mencionado, hasta ahora, que el momento de la inauguración de la exposición se celebraba el día internacional de los museos, entonces realmente fui muy afortunada. En la dirección se encontraba Olga Lucía Hurtado, ella estaba súper abierta a cualquier tipo de ideas y tenía propuestas muy prometedoras para la reactivación del museo. También fue muy positivo, en el momento de invitar a los artistas y plantear la convocatoria, porque el hecho de que fuera un trabajo en conjunto con el Centro de Museos de la Universidad de Caldas le daba rigor y credibilidad al proyecto. Al igual, esto implicó para mí una gran responsabilidad porque era una institución de renombre en la cual debía solucionar de forma muy dinámica mi propuesta y realmente no se podía presentar cualquier cosa.
Aparte de esa suerte de contar con el Centro de Museos, hubo por parte de ellos un acompañamiento en cuanto a la adaptación de la sala y el inmenso apoyo de Olguita con mi propuesta curatorial. Algo que también quiero mencionar que no sé qué tan positivo sea, es que como el convenio con la sala era tan informal, los envíos de las obras y demás labores similares, corrieron por mi cuenta. A pesar de esto, el Centro de Museos fue un aporte enorme en medio del desarrollo de mi propuesta, desde el diseñador, hasta las personas de mantenimiento y seguridad, siempre estuvieron muy pendientes del proyecto. Incluso la idea era algo que les emocionaba porque hasta la fecha en el centro de museos no se había realizado una exposición de algo parecido. Esto lo menciono, porque fue de suma importancia la presencia de estas personas para la exposición. Para mí fue fascinante que en medio del proceso de montaje y demás, alguien que estuviera por ahí, se acercara a preguntarme sobre el trabajo y me encantaba ponerme en esa labor de conversar sobre la curaduría, lo cual es algo que me emociona bastante del rol del curador y su poder para impactar una sociedad.
Valentina: Que bellos todos esos detalles, realmente son aspectos que cuando uno los escucha, emocionan un montón. Como ya mencionaste, los artistas fueron invitados y seleccionados a partir de una convocatoria, fue una situación colectiva bastante amplia y diversa, entonces me gustaría preguntarte ¿Cómo manejaste la relación artista curador?
Juliana: Esa relación artista curador siempre fue algo que me cuestioné mucho, porque para el momento de la convocatoria, cuando veía las obras, sentía una gran responsabilidad al momento de negar o aceptar las obras que iban a ir en la exposición que me estaba planteando. Para este momento específico, me gustaría mencionar que Dylan Quintero me ayudó mucho porque él tenía ciertos contactos, trayectorias, que me facilitó y gracias a él pude hacerle la invitación a muchos artistas; también, me ayudó un poco en la selección de las obras que, aunque esa tarea en mayor medida me correspondía a mí por el manejo de la temática, fue muy importante su apoyo.
No sé bien cómo expresar correctamente esto, pero en mi rol de curadora también tuve que plantearle a la gente que se presentó, formas de ajustar sus propuestas. Por ejemplo, había obras que me parecían buenísimas, incluso recuerdo un artista de Nariño que tenía unas pinturas increíbles que me hubiese encantado incluirlas, pero, no tenía un buen registro fotográfico, entonces era allí donde entraba mi labor de escribirle al artista y mencionarle los aspectos por los cuales había o no había sido seleccionado. Y ahora puedo decir que me convertí en una especie de consejera artística que muchos asumieron como algo muy positivo.
Debes tener en cuenta que la curaduría es un trabajo conjunto y que es una tarea de relación con el otro. Como experiencia, me quedan recuerdos súper lindos con los artistas, ese acercamiento personal de estar dialogando con ellos sobre sus preguntas iniciales, en torno a las ideas que para el momento yo me estaba planteando, también siendo ese apoyo para la producción artística de ellos y obviamente generar conclusiones derivadas de una investigación mutua en torno a un mismo concepto. Esto choca un poco con la idea inicial que te planteaba sobre el curador considerado como un productor artístico, porque el circuito del arte en general cree que para ser artista deben crearse objetos o debe hacerse algo manual y yo considero que en este momento ya tenemos tantos objetos, tantas imágenes que es hora de comenzar a cuestionarnos la relevancia de los objetos y las preguntas que se crean alrededor de estos. Con esto no quiero decir que no se deban crear más objetos, sé que hasta ahora hay muchas cosas que todavía no hemos visto, pero considero que el curador, como productor artístico, tiene valor porque se plantea las preguntas, investiga, teje conversaciones y es, en su totalidad, quien media entre el espacio expositivo y el artista.

Valentina: Otro aspecto que siento que va ligado a la relación artista curador, en especial en “En esta vida ya no fue”, cosiste en la gran diversidad de técnicas y tipos de obras ¿Cómo lograste mantener esa unidad entre obras tan diferentes?
Juliana: Como tú lo mencionas, la exposición tenía una diversidad de obras bastante amplia. Incluso hubo momentos en donde me preguntaba, qué poner en las fichas porque era -en cuanto a técnica- algo complicado de definir. Creo que la gran ayuda en ese caso fue tener claridad en el texto curatorial de mi propuesta. La manera de tratar esta diversidad es algo muy ligado al rol del curador, porque se pueden organizar propuestas -por ejemplo- según la cronología de las obras, por colores, tamaños, técnicas; en mi caso, me lo planteé de mil formas.
Ya teniendo las obras en sala fue muy difícil plantearse esa coherencia y considero que hay maneras acertadas y desacertadas de hacerlo; y si tú no aciertas, dañas la reacción de cómo la exposición puede crear un diálogo con el lector. Por otro lado, puedo hablar de los impedimentos externos de la sala, por ejemplo, había un televisor fijo que no podía mover, entonces, decidí plantear un recorrido que incluyera esos objetos. Finalmente, lo que a mí me funcionó fue plantearme el recorrido a partir de ese relato o cuento que tuviera inicio, nudo y desenlace. Traté siempre de trabajar una linealidad en el recorrido a partir de las preguntas de los artistas participantes, para que todo tuviera una relación entre lo que se decía de cada obra.

Valentina: Con esto queda claro que ser la curadora de la exposición fue un reto bastante grande y lograste solucionarlo de la mejor manera, entonces, después de esta experiencia ¿Cómo consideras que fue tu crecimiento como artista/curadora?
Juliana: Tuve la oportunidad de estar en una conferencia con Diego Escobar y Sol Astrid Giraldo en la cual me preguntaron la razón por la cual no estaba tomando la curaduría como producción artística y, desde ese momento, empecé a plantearlo y fue ahí donde comprendí que la curaduría también hace parte de mi portafolio artístico. El proyecto “En esta vida ya no fue” me hizo afianzar ese amor por el ámbito investigativo y la mediación. Me permitió definir con más claridad la curaduría como forma de producción artística. Incluso desde lo que puede parecer pequeño, por ejemplo, las interacciones con el personal del museo que te mencioné, porque fueron asuntos que me cuestionaron ¿Cómo hacer más cercano el arte actual a las personas cercanas al contexto artístico y a partir de eso explicar qué es lo que se hace en el arte? Quiero mucho este proyecto porque me enfrenté a muchas situaciones adversas, una de ellas fue la preproducción que me pareció muy complicada, fui la única a cargo, debía responder correos, escoger las obras y además de eso ser consejera artística.
Por el momento, tengo descansando en una esquinita la curaduría y estoy tratando de desarrollarme como artista que hace objetos y preguntas. Y siento que es muy positivo haber tenido ese bagaje sobre lo curatorial, porque no solo lo sentí como un entrenamiento teórico y práctico, sino que me dio una gran experiencia de cómo moverme en el entorno. Esas pequeñas cosas que definen el rol de curador, han hecho lo que soy ahora en medio de mi investigación artística. Entonces, considero que ambas personalidades, mi yo artista y mi yo curador, son facetas complementarias y muy importantes para mi formación profesional.
Valentina: Me parece increíble esa formación complementaria que te permitiste mediante tus facetas como artista y curadora. He creído que el arte se trata de esa relación entre cuerpos que ocurre en un espacio. Podemos suponer que, debido a la situación actual, esa interacción cuerpo objeto y cuerpo se ha visto afectada ¿Cómo te plantearías o cómo consideras que está funcionando la curaduría en estos tiempos de encierro?
Juliana: Considero que la virtualidad tiene muchas virtudes, a pesar de que no incluye relaciones físicas, abarca otro tipo de relaciones. De niña siempre fui muy propensa a las pantallas, recuerdo jugar Sims, Habbo y un montón de videojuegos, entonces siempre he tenido esa perspectiva de que hay algo al otro lado de la pantalla y que, de alguna u otra manera tiene una inteligencia o una emoción que causa una reacción. Me parece complicado lo que me planteas porque, me haces cuestionarme si realmente es la misma experiencia realizar un recorrido virtual en un museo en comparación con el recorrido presencial y es algo que no sé, porque también siento que son relaciones y emociones demasiado diferentes, es más, el hecho de que en este momento nos estemos planteando esta pregunta es un diálogo que se genera y que hace años no se podía ni contemplar.
Hay cosas que son muy positivas de la virtualidad, pero también considero que en el contexto del arte hay acciones mucho más allá de ese rol pasivo de la visualización, siento que hay que plantearlo desde una nueva interacción. Se convierte en un cuestionamiento muy extraño porque si nos podemos plantear diálogos e interacciones desde lo virtual, la experiencia física pierde muchos puntos, porque si ya puedes tener al alcance todas las exposiciones y museos, nos podemos preguntar también donde quedará lo físico, esta pregunta que me haces antes que encontrar una respuesta, me lleva a hacerme muchas más preguntas No soy capaz de explicarte la diferencia o ese aspecto que el estado físico tiene que todavía no se puede suplantar con la virtualidad y en realidad no sé cómo podría reemplazarse esa relación entre el objeto y el cuerpo.

Valentina: Juliana te agradezco haber estado conmigo en este momento, me parece que fue una entrevista muy interesante, donde planteamos preguntas muy enriquecedoras, espero podamos en un mejor momento reunirnos a hablar presencialmente.
Juliana: Gracias a ti Valentina, fue un espacio de mucho aprendizaje y me encantaron tus preguntas, me hicieron pensar y replantearme muchas cosas.
Cómo citar:
Grisales , V. (2020). La curaduría como producción artística. Entrevista a Juliana Ceballos Rojas. Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo 1(3). Disponible en: https://portalerror1913.com/2021/02/22/la-curaduria-como-produccion-artistica/
Fecha de recibido: 3 de septiembre de 2020 | Fecha de publicación: 22 de febrero de 2021
Portal Error 19-13. Revista de arte contemporáneo.
ISSN: 2711-144X